Opinión

El 16 de agosto y la Guerra de Restauración

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Por Juan Tomás Taveras Rodríguez

Publicado por primera vez lunes, 11 de agosto del 2008. Actualizado

El pasado 16 de agosto se celebró el 156 aniversario de la proclamación de la segunda independencia llevada a cabo el 16 de agosto de 1863 con “El Grito de Capotillo” gesta que fue liderada por el héroe nacional General Gregorio Luperón junto a Santiago Rodríguez, Gaspar Polanco, Benito Monción, José Antonio Salcedo, Benigno Filomeno de Rojas, José Contreras, Cayetano Velásquez, Cayetano Germosén, Olegario Tenarez, Eugenio Miches, Pedro Antonio Pimentel, Lucas Evangelista de Peña, Federico de Jesús García, entre otros.

La guerra revolucionaria de la restauración estuvo destacada por el uso del machete y estrategias de guerra de guerrilla protagonizada por varios movimientos campesinos, políticos, populares y nacionalista considerados como el resurgimiento de los ideales trinitarios y de liberalismo con el objetivo de expulsar a los españoles y reconquistar la independencia de la República Dominicana para terminar con la anexión a España por parte de Pedro Santana negociada en el 1861, proeza que terminó con el real decreto de Madrid del 3 de marzo de 1865.

En la actualidad estas fechas son coincidentes con sucesos políticos que traen consigo cambios en el tren estatal, en que termina y se inicia un periodo gubernamental, pero con muy poco significado, ya que por lo general son acuerdos oscuros y particulares entre los grupos de poder tradicionales que nada aportan al bien común y la justicia social traicionando la patria. Aunque inciden trascendentalmente en el estancamiento del desarrollo integral y sano de la población y la destrucción de sus sueños.

Hoy más que nunca urge un nuevo “Grito de Capotillo” para restaurar el sentimiento patriótico y revolucionario de nuestra juventud despertando el interés por la política duartiana como ciencia pura y digna donde debemos ir a servir con vocación y compromiso de esos valores de bien común y la justicia social tan demandados.

Estimulado por nuestra historia y tantos revolucionarios que han sacrificado vidas y posesiones he querido aportar mi reflexión y consideraciones relacionadas a un tema de interés y que está perdiendo importancia en el seno de la sociedad y especialmente esta ausente en el pensamiento de la juventud me refiero a los valores y sentimientos patrios. Y como dijo Salvador Allende “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica; pero ir avanzando en los caminos de la vida y mantenerse como revolucionario, entiendo que en una sociedad burguesa, es difícil.”

El sostén de la institucionalidad se desprende del respeto y cumplimiento a la Constitución y las leyes; lo que nos obliga a revisar nuestro deterioro ético moral y la anomia que nos caracteriza, razones por lo que debemos apostar a una cultura civilizada y organizada en armonía con la naturaleza o medioambiente y cada ecosistema.

“Ningún pueblo ser libre merece si es esclavo, indolente y servil; si en su pecho la llama no crece que templó el heroísmo viril”. (Estrofa del Himno Nacional).

La enseñanza en el hogar y centros educativos demanda inducir la vocación y la solemnidad requerida para conectarnos con nuestro nacionalismo o dominicanidad y civismo. Pongamos en alto los símbolos patrios, la bandera, el escudo y el Himno Nacional para recuperar nuestra soberanía popular.

Las sociedades avanzadas han sostenido su desarrollo en su amor y valor a su cultura, a su identidad nacional, música y al trabajo colectivo de sus ciudadanos, en pos de conseguir sus objetivos nacionales. Ningún pueblo que no tenga respeto y amor por sí mismo y por su patria, su cultura y por su población, merece haber tenido patricios dadores de libertad.

Plasmemos el rumbo del interés nacional para rescatar la soberanía de la patria, pero esta vez con una guerra diferente, un grito diferente para vencer la traición a la patria, el robo público, la corrupción, la impunidad, la inseguridad, el crimen organizado, el narcotráfico, el irrespeto a la ley, los antivalores y la violencia en todas sus manifestaciones.

“Vivir sin Patria es lo mismo que vivir sin honor.” (Juan Pablo Duarte).

Dios bendiga siempre al pueblo dominicano. Todo por la Patria.

*El autor es aspirante presidencial independiente, mayor general retirado PN, periodista, activista social, miembro fundador y vocero de la Asociación de Policías y Militares Activos y Jubilados Dominicanos, APODOM, Pro Dignidad y Derechos. Incluye a todos los veteranos.–

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