Por: Luis Córdova
El traje con el que se quiso disfrazar a las primarias moradas, no fue lo suficientemente largo y ancho para cubrir toda su anatomía. No se tenía que ser sastre para ver, mientras se confeccionaba, que la pieza iba a dejar partes expuestas.
Ante la carencia de una real fuerza vinculante para la elección del candidato, algunos nos preguntaban: ¿y luego de electo quién va a inventar con otra cosa?; fueron más lejos en su ingenuidad: “los aspirantes firmaron un acuerdo para respaldar al ganador”.
Querían tapar el sol con un dedo, obviando que, en cuanto a lo fáctico, la “consulta ciudadana”, carecía de sentido.
La complicación del PLD fue y es el 17 de octubre, no el 16. El “cómo” amanecería el día después: si más dividido o beneficiosamente dividido.
Hace un tiempo decíamos que el problema del PLD es Leonel. La solución del PLD, en las condiciones en que se encuentra, no es tener candidato presidencial, es erigir, pactar, inventar y enfilarse detrás de un proyecto que convierta a un compañero en nuevo líder.
¿Administraran los egos quienes tercian la consulta?
¿Quién podría ser?
Que nadie se llame a engaño. Nadie tiene la respuesta y ese líder, necesario y urgente, no parece estar a la vista.
Hay quienes afirman que será tarea del 17 de octubre en adelante.