Opinión

El ecologismo humano

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Reflexiones sobre el Medio Ambiente

Dr. Príamo Rodríguez Castillo.

Prácticamente, todos los problemas ambientales, que hemos expuesto en artículos anteriores, son el resultado de lo que hemos estudiado, investigado y conocido, a lo largo de todos estos años.  A raíz de estas experiencias podemos afirmar que problemas, tales como:  la pérdida de la biodiversidad, las formas de contaminación y el agotamiento de los recursos energéticos, tienen su origen en el hombre, sus estilos de vida y su forma de consumo.  Es por esta razón que muchos estudios sobre temas ambientales coinciden en plantear, que los seres humanos son los más poderosos perturbadores de su propio medio, a pesar de que su vida, su salud y su supervivencia, sobre la tierra, dependen de sus acciones, y de la relación existente entre los animales y su entorno, tanto  orgánico como inorgánico.

El Ecologismo Humano tiene como raíz la historia natural de la humanidad.   De ahí se extrae la idea de la Ecología Providencial, puesto que la naturaleza está compuesta y estructurada, de tal forma, que pueda beneficiar, y preservar, todas las especies.  La relación entre el hombre, y su entorno natural y sociocultural, es investigada como parte del pensamiento multidisciplinario del orden ecológico para, así, poder conocer las consecuencias que acarrarían  su transformación, a causa de la explotación.

Metodológicamente, se ha planteado que el Ecologismo Humano promueve un enfoque integrador y un pensamiento globalizado, haciendo mayor hincapié en el estudio holístico en todas sus partes y, en el que sus relaciones son, mutuamente, comunes y benéficas, en toda su naturaleza; lo que traído como, consecuencia, que la sociedad se haya ordenado tan adecuadamente, de acuerdo a sus propiedades.  De igual forma,  la ciencia y la tecnología ponen en relieve el detalle de sus unidades, cada vez más pequeñas, con base en la premisa de que la especiación es el mejor camino para tratar temas complejos; en un mundo, como el de hoy día, de tanta información y comunicación; en el que los hallazgos y resultados, en verdad,  ayudan, significativamente, en el estudio de fenómenos identificados a otros niveles, lo cual hace que, de un panorama en principio complejo, se pase a un modo holístico, donde el hombre comprende y administra, más adecuadamente, todo lo que necesita saber acerca de las características propias de su funcionamiento integral.

Así, podemos observar, que debemos, no sólo, tener conocimiento acerca de los árboles, sino, que también, necesitamos conocer las características únicas de los bosques que estos conforman.  De igual forma,  es necesario conocer algunos atributos que se hacen más complejos y variables, a medida que avanzamos de las unidades pequeñas a las grandes; puesto que con frecuencia, se pasa por alto el hecho de que el ritmo de funcionamiento suele hacerse menos variable en cantidades grandes.  Por ejemplo, la velocidad de la fotosíntesis de un bosque completo, pensemos en la totalidad de un maizal, es menos variable que la de cada hoja o planta que se desarrolla dentro de la comunidad, esto es debido a que cuando la tasa fotosintética de una hoja o de una especie se desacelera, la de otras, puede acelerarse de manera compensatoria.

Si lo vemos de forma más específica, es posible decir, entonces, que esto se debe a los mecanismos homeostáticos, los cuales pueden definirse como fuerzas y contrafuerzas que amortiguan las oscilaciones y que operan en todo el sistema.  El hombre, está familiarizado con el proceso de homeóstasis,  ya que en el organismo humano, lo podemos apreciar en la forma de los mecanismos regulatorios del Sistema Nervioso, que mantienen constante la temperatura corporal, a pesar de las fluctuaciones térmicas del ambiente.

También, estos mecanismos regulatorios operan a niveles superiores como  es el caso de la integración homeostática de procesos bióticos y físicos que se producen a nivel de la biosfera, y que mantienen, relativamente constante, la cantidad de oxígeno, dióxido de carbono y de otros gases, que entran y salen de la atmósfera.

El Ecologismo Humano trata, también, las condiciones ambientales; pues su adaptación a estas se ve,  en muchos aspectos, como una forma del hombre preservar su propia vida.   Esto lo podemos evidenciar con algunos ejemplos:  en primer lugar, podemos observar que esto se presenta cuando el hombre vive en un entorno geográfico caracterizado por cambios climáticos drásticos, como es el caso de los desiertos y las estepas, como en los territorios árabes, los cuales para nosotros son incultivables; aquí encontramos casos como el de Israel, cuya base de su sistema cooperativo son los centros de producción, llamados “Mozah” y los “Kibutz”, áreas de explotación agrícola comunitaria, donde, a pesar de la falta de agua y de tratarse de  terrenos desérticos, obtienen una máxima mundial de producción, de vegetales, como en el caso del rábano que llega a tener un peso de hasta 5 libras por unidad, y de leche, de hasta 60 litros por vaca, por día, y sólo por mencionar dos productos; lo cual constaté de manera personal, en una de mis visitas a centros de producción de ese país, donde pude comprobar que el trabajo, y los medios de producción, son colectivos, y sus rendimientos son, proporcionalmente, distribuidos entre sus miembros asociados.

Por lo general, el hombre, en su afán de regular la naturaleza, realiza acciones que estimulan la degradación del medioambiente, alterando significativamente el equilibrio de los ecosistemas; pero vemos, aquí, como en las regiones más desarrolladas, como en este caso en Israel, obviamente, se estudia la naturaleza como un sistema completo, en el cual todos los elementos están relacionados; empleándose, por igual los conocimientos de las Ciencias Naturales, que es una ciencia de síntesis, y los de las Ciencias Agrícolas; y cuya implementación final está sustentada, principalmente, en estudios e investigaciones, y en los resultados de métodos experimentales previamente realizados; y donde se insertan, además, los planteamientos de “las Ciencias Humanas o del hombre”, sujeto de estudio desde la perspectiva social, histórica, sociológica, psicológica, antropológica, ecológica y humana, y concluyendo con las Ciencias Aplicadas, teniendo como finalidad la solución y resolución de los problemas sostenibles de la vida, la producción y la naturaleza, para mantenimiento y conservación de los ecosistemas y, en especial, del Ecologismo Humano.

Como sabemos, el hombre (o ser humano), tiene como característica principal, entre otros rasgos, su desarrollada inteligencia de la cual se derivan su capacidad de hablar, de pensar, de hacer, de desear, de querer y de amar, y por su misión de vivir, humanamente, alcanzando logros a todo lo largo de su historia; es por esto que, a nuestro entender, la acción del Educador Ambiental, debe estar orientada en beneficio de la humanidad y del ecologismo.

Cuando le preguntaron a Jesús, “¿para qué sigue predicando si ya nadie lo escucha?”  El Profeta, respondió: “predico para tratar de cambiarlos, y si ya no los puedo cambiar, sigo predicando para que ellos no me cambien a mí.”

Ya nos hemos referido con anterioridad a que, en lo que se refiere al ser humano, y en especial, al hombre instruido, su mayor indicador de éxito y satisfacción personal, es la acción de compartir saberes y experiencias con otras personas.

En este caso, el Educador Ambiental, es la persona encargada de investigar, compartir, desarrollar y estimular, en la sociedad humana, el fortalecimiento de aptitudes para crear conciencia sobre la protección y recuperación de los valores ecológicos y la solución a los problemas ambientales, por medio de la enseñanza compartida entre las partes, grupos o equipos.

Este educador debe procurar presentar a la niñez, a la juventud y al ser humano, en general, la importancia, los beneficios y la valoración de la vida en armonía con la naturaleza; el equilibrio ecológico y la belleza, propia de la misma naturaleza, confrontada con la acción del ser humano.  En consecuencia, el Educador Ambiental, también, posibilita realizar acciones que conduzcan a mejorar y sostener el medio ambiente y su equilibrio,  para beneficio de todos.

Por último, entendemos, que el Educador Ambiental debe hacer conocer a los alumnos, todo lo positivo en materia del ecologismo humano, que les invite a importantizar y respetar la naturaleza; ya que su misión principal es multiplicar las experiencias que, cada día, nos permitan aprender más, para que las ventajas comparativas de la naturaleza sean compartidas con la familia, los vecinos, el entorno y el país:  así, todos conoceremos y entenderemos la importancia, la utilidad y la finalidad de no destruir, sino construir, aprovechar bien, conservar y aumentar los recursos naturales que nos enriquecen a todos, propiciando el comienzo de una vida mejor y más humana.

Puesto que, hoy día, podemos ver que en el mundo y, un poco, en nuestro país, el escenario del ecologismo humano está cambiando debido a los avances y el desarrollo de las sociedades;  lo cual se percibe en su contenido, forma,  organización y toma de decisiones, correspondientes al control, y la pérdida del miedo a los poderes que han degradado los espacios naturales; sentimos que este presente dominicano, espacio físico actuado por el hombre, se está humanizando, creciendo e impactando en forma más intensa que antes, a la población dominicana,  la cual tiende a situarse en posiciones de apoyo y ayuda, con valor y fuerza, en la toma de decisiones para la ejecución de medidas fundamentadas en una cultura civilista y doctrinaria.

FUENTE

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