
Al separar a siete jueces de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), en abril del 2019, entre ellos a Miriam Germán Brito, el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), argumentó que atendió a un clamor de “múltiples sectores de la sociedad” que demandaban la renovación de esa alta corte.
En su acta de la reunión del 4 de abril de 2019, un mes después de las entrevistas a los magistrados, el CNM, conformado en su mayoría por el actual opositor Partido de la Liberación Dominicana, sostuvo que no podía “ser indiferente” a los reclamos de la sociedad que manifestaba “la existencia de un grado de insatisfacción y desconfianza” sobre el desenvolvimiento del Poder Judicial.
Además de Miriam Germán, que para entonces era presidenta de la Segunda Sala de la SCJ, también se marginó de ese tribunal a Esther Agelán Casasnovas, Alejandro Moscoso Segarra, Juan Hiroito Reyes, José Alberto Cruceta Almánzar, Robert Placencia Álvarez y a Sara I. Henríquez Marín.
Germán se sometió como los otros nueve jueces que ya habían cumplido siete años en la alta corte, tres de los cuales fueron ratificados, con el interés de continuar en la judicatura.
Sin embargo, su entrevista, más que para valorar su dilatada trayectoria como jueza, se convirtió en un escenario para crucificarla ante todos los que seguían en vivo la sesión del CNM, cuando uno de sus miembros, el procurador general de ese entonces, Jean Alain Rodríguez, cuestionó su honestidad.
La magistrada había hecho dos años antes fuertes críticas al expediente de los sobornos de Odebrecht, sometido en la gestión de Rodríguez, y hasta llegó a vaticinar que el futuro de una posible condena en ese caso “no era esperanzador” a menos que el Ministerio Público fortaleciera las pruebas. El proceso concluyó el pasado año con la absolución de todos los imputados.


