Por: Luis Córdova
Hace ya un buen tiempo que el debate de plazas y parques se mudó a las redes sociales; en especial a Twitter, considerada la red política por excelencia, donde encontrar opinantes libres y sinceros es cada vez más difícil.
Se hacen cuantiosas inversiones en crear “tendencias”. Estas falsas conversaciones que mediante robots, perfiles también falsos y “empresas” destinadas a colocar o acallar temas, se ha ido consolidando y algunos hasta creerse en verdad populares.
¿Ético? En definitiva alguien dijo una vez que, quien quiere ser figura pública, debe procurar que se hable de él, no importa si lisonjas o detracciones.
En las últimas tendencias han aparecido desde cuestionamientos personales hasta tildar a personajes de ladrón, entre otras bajezas. Peligroso el bajo nivel.
Quienes entienden que invalidando se defienden están muy lejos de lograr su objetivo. No hablo de que golpean hasta que victimizan, no.
Hablo de que ese discurso cae al mismo nivel de quien, en los antiguos callejones, vociferaba insultos en las discusiones políticas.
Es verdad que su voz se escuchaba a lo lejos, pero no calaba. Lo tildaban de loco, en algunos casos.