Por Editorial Periódico Camino.
El encuentro de los presidentes de República Dominicana Luis Abinader y de Haití Jovenel Moise, celebrado el domingo 10 de este mes en la zona fronteriza de Elías Piña, llega en un momento oportuno. Es que no podemos continuar viviendo como si fuéramos dos países distanciados por miles de kilómetros.
Hay que entender y aceptar que compartimos una misma isla, cada pueblo con realidades distintas en muchos aspectos. Pero como vecinos debemos aprender a convivir en armonía y respeto, y así las relaciones serán mejores.
En este caso había que dejar atrás prejuicios y situaciones históricas que sectores de aquí y de allá han alimentado por años y que en nada favorecen para trillar nuevos senderos en bien de ambas naciones.
Dentro de este contexto vemos como positiva y alentadora la reunión celebrada y los acuerdos que fueron firmados. De éstos resaltamos los siguientes puntos:
– Trabajar a fin de identificar e inscribir, en el registro civil haitiano, a todos los ciudadanos de ese país que estén en territorio dominicano.
– Cooperar para la construcción de hospitales en Haití, en colaboración con otras naciones que han mostrado interés en financiar la construcción de centros médicos allí.
– Desplegar “tecnologías de vanguardia” que permitan eliminar el flujo irregular de migrantes, el tráfico y la trata de personas, el flujo de armas, el narcotráfico y el robo de ganado, entre otras actividades ilícitas.
– Cooperar a un futuro campo de energía, producción agrícola, industrial, el combustible para cocinar y en los esfuerzos para frenar la desertificación.
Haití necesita nuestro apoyo y así ese pueblo hermano mejore, política, social, económica, científica y tecnológicamente. Que se modernice, se consolide, se haga visible y despegue hacia el progreso y la posmodernidad, como dijeron nuestros Obispos en su mensaje del uno de noviembre del año 2005, tocando el tema de la creciente migración haitiana a nuestro país.
Que este encuentro de los presidentes de ambas naciones marque el inicio de nuevas y fructíferas relaciones entre nuestros pueblos.