Editorial periódico Camino.
Siempre es hermoso vivir. Es un regalo que Dios nos ha dado, y debemos cuidarlo si queremos ser felices. Sin embargo, diversas circunstancias, entre ellas el deterioro de la salud mental, lleva a muchas personas a entrar en situaciones difíciles, provocándoles un desaliento profundo que los conduce a tomar decisiones muy tristes y dolorosas para ellos y su familia.
Una prueba de esta afirmación es el dato reportado por la Oficina Nacional de Estadística, indicando que entre 2007-2023 una media de 550 personas se quitaron la vida en nuestro país. Otro elemento preocupante de esta investigación es que el porcentaje mayor se dio entre personas de 25 a 45 años de edad.
Esta cifra debe ser un llamado al Estado y a la familia, para que se promueva el amor a la vida. Y que en nuestros centros de salud se aumente el número de profesionales de la conducta humana.
Que en los hospitales de los pueblos más apartados de las grandes ciudades, exista un departamento especializado en esta área.
La familia también debe jugar un papel esencial, vigilando a sus hijos ante cualquier conducta extraña que vean ellos.
Se necesita el acompañamiento permanente ante la soledad existencial que viven tantos jóvenes. Además, acudir al psicólogo y al psiquiatra, evitaría que el desaliento que padecen los haga ver el sui- cidio como una solución a la crisis que los atormenta.
También, debe ser una prioridad del Estado, implementar políticas sociales que permitan a cada dominicano tener sus necesidades esenciales cubiertas, y fomentar entre los jóvenes el deporte, el arte, y la cultura.
Una persona feliz jamás tronchará su existencia.