Por: Rafael A. Escotto
«He aprendido que el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada». Gabriel García Márquez
Si diéramos como cierto el argumento esgrimido recientemente por Pelegrín Castillo, del partido Fuerza Nacional Progresista (FNP), que la candidatura de Gonzalo Castillo es una «estrategia del danilismo para negociar con el leonelismo», seria suponer a Leonel Fernández un mesías, un salvador de carácter real, profético, consagrado para una misión, a la que ningún otro dirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), llamase Gonzalo Castillo o cualquier otro dirigente no podría desafiar su candidatura. Aceptar este criterio de manera tan rigurosa sería volver a ver crecer la larga nariz de Pinocho.
Del mismo modo, se debe suponer, por el mismo razonamiento o pensamiento político que antecede, que la candidatura y luego el mandato del presidente Danilo Medina seria visto como ultrajante porque quienes apoyan la figura soberana e indisputable del expresidente Leonel Fernández Reyna podrían entender que los lideratos mesiánicos deben ser respetados hasta por sus propias consortes.
Entonces, el país estaría obligado a deducir que las filípicas o fuego cruzado a que fue sometido el presidente Medina recientemente por una ala de su propio partido y por una sociedad civil vestida de disfraces fueron elaborados aparentemente como un desquites contra quien no debió en ningún momento interrumpir (Danilo Medina) el linaje de un príncipe, calidad que le otorgan al doctor Leonel Fernández-Reyna el grupo de simpatizantes alrededor del exmandatario alentados por sus emociones mesiánicas.
Sin embargo, esta sentir de algunos exmandatarios y generales insulanos de pensarse asimismo pertenecientes a una nobleza no es nuevo en la República Dominicana. El general y expresidente de la República Pedro Santana, le solicitó a la reina Isabel II, de España en 1862 concederle el título nobiliario de Marqués de Las Carreras. Sucedió de igual modo en Haití con Faustino I, general y expresidente de aquel país entre el 1847 y 1849. En el Santo Domingo francés de 1804, Jean-Jacques Dessalines, líder de la Revolución haitiana que proclamó la independencia de aquel país se coronó emperador con el nombre de Jacobo.
Es decir, que en cualquier país pequeño generales y gobernantes han pretendido erigirse nobles. En los pasillos grises del país, en los que se hacen todas clases de interpretaciones y de intrigas, jugando a los reinados, se oye el rumor de que a Leonel Fernández-Reyna, la adulonería que le rodea le ha inculcado que él tiene las condiciones nobiliarias de poder llamarse príncipe o el elegido, para quien el poder de gobernar esta nación le ha sido reservado por mandado divino.
Lo peor de esta presunción, es que el hijo de doña Yolanda Reyna Romero se lo llegue a creer, cosa que dudamos en un hombre de su inteligencia. También circula el rumor, desde Villa Juana hasta Cabo Engaño, que el exmandatario le ha imbuido en la mente a su hijo Omar Fernández Domínguez que él es el primer heredero en la línea sucesora al trono de la calle Dr. Báez, partiendo de la hipótesis que la mansión presidencial fuera algo así como el Castillo de Windsor en Inglaterra o el palacio de la Zarzuela, en España.
Comentan las malas lenguas de la capital, que el príncipe Fernández-Reyna, poseedor de una oratoria política de indudables ritmos renovados, le susurra a su hijo Omar, más o menos estas palabras: «Cuando sientas que ya no se te quiere, vuela. Cuando percibas que algo ya no estimula tu mente o enciende tu alma, vuela. Cuando notes falsas palabras y tensos desprecios, sal por la puerta de delante y con la cabeza alta vuela. Recuerda siempre que nada crece en los lugares marchitos y que tú, necesitas florecer, volar bien alto».
A manera de engrandecer su estatura política y su liderazgo, que no cabe en el tamaño de una isla encadenada a un destino político funesto, el príncipe Leonel Fernández-Reyna crea la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE) para parecerse a Alfonso X El Sabio, quien funda el Centro Cultural que lleva su nombre en el centro de la ciudad de El puerto de Santa María, en la calle de los Milagros, Cádiz, España, para organizar exposiciones y ponencias eruditas alejadas del alcance intelectual de las masas.
La descendencia en términos de la presidencia de la República Dominicana no está concebida a la consorte del soberano, Margarita Cedeño, porque las reglas de la progenitura tienen preferencia a los hijos y de los hijos sobre las hijas. Por eso cuando Leonel Fernández habla de que habrá PLD hasta el 2044 y «después hablamos», se quiso referir, suponemos, a ese orden dinástico sublimado por él dentro del PLD con la familia Fernández-Reyna encabezando el supuesto reinado.
Visto de esta manera jocosa el régimen sucesorio, en la psicología del príncipe Leonel Fernández, no es posible otro apellido en el reino de la República que no sea el de su propio «linaje» convirtiendo los dos apellidos en un binomio Fernández-Reyna, un símbolo de poder.
Partiendo de este juicio o proposición, el cual se sostiene en la pura razón kantesiana, es posible que Margarita Cedeño inscriba su nombre como candidata al trono de la República para las elecciones de 2020, al que tiene derecho, vivencia partidaria y experiencias de estado acumuladas.
La inscripción de Margarita podría desatar un conflicto dinástico, toda vez a que el príncipe aun piensa que el trono le correspondía a su hijo Omar y este no es hijo de la esposa del príncipe, sino de doña Rocío Domínguez, de lo que se deriva la inscripción como candidata a presidenta de la República de Margarita Cedeño, quien debe proteger el orden sucesorio de su duquesa y única hija con el príncipe Fernández Reyna, llamada Yolanda América María Fernández Cedeño.
No obstante, para evitar un conflicto político mayor entre la consorte Margarita y el príncipe Fernández-Reyna, aspirante por un cuarto periodo al trono, el presidente Medina, quien es actualmente el soberano de la Casa real, ha decido que sea un delfín de su entera confianza quien ascienda al reinado de la monarquía hereditaria creada por el PLD, cuyo imperio luce fragmentado sin oportunidad visible de volverse a unificar. Me temo que habrá conflicto, mas no habrá duelo en la casa real del PLD.
Creo que el país no está esperando un mesías ni un predestinado, sino un hombre o mujer de carne y huesos que recoja la dignidad de los dominicanos y detenga el ciclo de destrucción de los valores que son los que enaltecen al ser humano y lo colocan en un plano excepcional, gracias a la práctica de la moral.
A una pregunta del periódico La Información de Santiago de los Caballeros: ¿Cuál de los siguientes candidatos será escogido para enfrentar a Leonel Fernández en las primarias? Francisco Domínguez Brito. Andres Navarro, Radhamés Segura, Gonzalo Castillo, Reynaldo Pared, Carlos Amarante Baret y Temístocles Montás.
Todavía es muy prematuro saber cuál de estos candidatos será el señalado por el presidente Danilo Medina. Lo que si pienso es que Danilo no tiene aún un delfín preferido. Todo dependerá de la capacidad de movilización de todos los candidatos y de la coyuntura política del momento. Sépase que el presidente Medina es un político orgánico. Lo que se piensa en el seno de los sectores más prudentes dentro del PLD que obedecen al presidente dentro del Comité político, es que la organización no es propiedad de nadie sino del pueblo dominicano y, por tanto, en su momento se llegará a un arreglo para salvar al partido recurriendo a una fórmula de consenso, sin Leonel, posiblemente con un miembro que responda a la estructura partidaria, como Danilo.
Ahora bien, la actriz y modelo estadounidense-británica, Lily Collins, dijo en una ocasión lo siguiente, y lo dejo como una inquietud: “Siempre he oído que el príncipe salva a la princesa, ya es hora de cambiar ese final.” No podemos olvidar que el PLD es un partido medularmente machista, hasta el grado que solo cuatro mujeres pertenecen al Comité Político.
¿Qué creen mis lectores de una fórmula Gonzalo-Margarita o viceversa? También podría tener simpatía otra fórmula Pared Pérez-Gonzalo Castillo. Pienso que si Danilo estaría de acuerdo Leonel no aceptaría ningunas de estas propuestas, porque el expresidente parece desconocer que los lideratos son transitorios.
Empero, como el príncipe Fernández-Reyna esta encasquillados en una sucesión con su hijo Omar Fernández Domínguez, pero para lograr este objetivo él tendría que ascender al poder en 2020. Leonel tiene que olvidarse de este asunto puesto que el país no se rige por este método. El liderato político no está sujeto a herencia, se forja en el terreno, interactuando con los electores.
No obstante, entre las partes en pugna, sobre todo en el danilismo no habría mucha confianza en un extra partidos – como lo sugieren algunos ingenuos – puesto a que en Latinoamérica está presente la deslealtad de Lenin Moreno, en Ecuador y habría que cuidarse de un villano como el personaje de Joker en la historia de Batman. De manera, que esa posibilidad habría que descartarla.
Y, por la parte de Leonel Fernández-Reyna estas recetas les crean el temor de que puedan quedar algunos cabos sueltos y terminar desprotegido de cualquier ataque artero contra su figura, sobre todo, tomando en cuenta lo que expresó Federico II El grande: «Es imposible que un príncipe pueda ocultar sus defectos a los ojos del pueblo».
¿Habrá acuerdo en la casa real del PLD? De no materializarse la unión, la derrota de ese partido podría ser inminente y hay muchas fauces políticas abiertas dispuestas a tragarse uno de los platos favoritos del pueblo vikingo. Sin embargo, habrás acuerdo en la casa del PLDF.
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