“Haití, visto como una fortaleza”

Por Federico Franco

Rep. Dom. -Mi preocupación sobre la presencia haitiana, en exceso en nuestro territorio, es igual a la de cualquier habitante de un país frente a muchos extranjeros. Los colombianos de Cúcuta frente al exceso de venezolanos, o los brasileños por igual motivo.

Sin embargo, deformar un hecho para que ello se transforme en un supuesto plan de dominación haitiana es incorrecto.

Me preocupa más que nada la falta de jefatura de la isla que la debe asumir RD. Nos faltan pantalones.

Esa jefatura es que estamos obligados a llevar al gobierno haitiano a reforestar su territorio y nosotros colaborar fuertemente en ello al igual que con su educación y desarrollo.

Si USA se comprometiera a ayudar a Centroamérica de verdad en planes, no habría Maratruchas ni ilegales masivos allí.

Al final, me parece una hipocresía y una distorsión de los fenómenos acusar el aumento de ilegales a nuestros males. La inmigración ilegal ocurre por el estado legalmente fallido que impera donde la impunidad es el mejor aporte. 

Trabajé 13 años en interacción con la frontera de Juana Méndez. La conozco bastante bien, me fascina la forma de desarrollo que trae la producción combinada, pienso, que hemos durado mucho en repetir en toda la frontera lo que lograron Grupo M/CODEVI ahí. 

Entiendo que la única forma de mejorar la situación haitiana es la organizada. No tenemos por qué absorber el atraso de Haití, pero sí tenemos el deber moral de ayudar a impulsar su desarrollo. 

La migración es un asunto de vida, y la vida siempre buscará la forma de preservarse,  para solucionar situaciones que atenten contra ella hace romper todas las reglas. Hay que ver más allá de las emociones y el nacionalismo.

Es un tema serio, y debemos asumirlo como tal, porque seguro que con el odio o el miedo que quieran inculcar no lo mejoraremos.

No creo que los que hablan de nacionalismo lo son más que yo, y nunca me convencerán con palabras vacías, sin planes ni estrategias, que sí son la única forma de lograr las cosas. Es tiempo de obviar el falso nacionalismo y que dejemos de asustarnos con la supuesta invasión pacífica, que es obvio que hay que hacer algo, pero usemos la cabeza no las patas. 

Vi de cerca la mejoría de Juana Méndez con la Zona Franca de Codevi, no fue fácil instalar y poner a funcionar desde 0 un complejo donde hoy trabajan más de 14,000 empleados, no es fácil educar un pueblo que no tiene costumbres ni de baño, donde aún se vive como tribus, pero pudimos ver su cambio con la educación, inducción y estrategias dirigidas a cada debilidad.

Cambiemos el fanatismo por el análisis, el tiempo nos ganará si no actuamos ya.

Da pena que se siga usando una supuesta invasión como una estrategia de distracción como la usó Balaguer y la han usado desde tiempos inmemorables. 

No es un tema sencillo, es serio,  no se para con muros ni nada parecido. Se resuelve efectivamente trabajando ambos países coordinados y exigiendo a las potencias del mundo a realmente hacer su parte. 

Que entre todos asuman 6 Millones de ciudadanos haitianos en sus territorios que puedan trabajar y ayudar a los que dejan atras. Nosotros con un plan de reglamentación, podríamos asumir 2 millones flotantes, sea con visa de trabajo, de estudio o residencia. Siempre organizados y cumpliendo nuestras leyes migratorias, asegurándose que los que trabajen y produzcan tengan las mismas responsabilidades fiscales de nosotros los dominicanos. 

Al mismo tiempo, quizás el área que requerirá nuestra mayor concentración y esfuerzo, es reforestar ese país y ayudar a educarlos en lo que podamos, sin quitarles su esencia. Comenzando ahora y haciéndolo constante para en 30 años ver resultados; si no se hace seguirá, solo veremos como irá creciendo hasta llegar a consecuencias devastadoras para la isla.

Queramos o no, Haití es nuestro principal socio comercial, si a la vez se crea un muro económico de industrias de ensamblaje que aproveche nuestra ubicación geográfica y explotemos mano de obra y experiencia, podemos ser un interesante Centro de producción o ensamblaje para toda América.

Muchos creen tener la fórmula mágica para los problemas y se dedican a criticar o rechazar sin aportar soluciones tangibles, esa actitud es muy fácil y de eso estamos llenos.

Si queremos de verdad ser los líderes de la región tenemos que comportarnos como jefecitos del área con las responsabilidades que conlleva.