Por Editorial Camino
Rep. Dom. -Ningún pueblo ser libre merece, / si es esclavo, indolente y servil / si en su pecho la llama no crece / que templó el heroísmo viril…
Este fragmento del hermoso canto a la Patria lo hemos escuchado muchas veces.
Lo guardamos en el alma desde nuestra infancia, y cuando estamos lejos del terruño que nos vio nacer, las lágrimas, cubiertas de nostalgia, irrigan nuestras mejillas.
Al conmemorarse este 16 de Agosto 155 años de la gesta restauradora, que devolvió a la patria la soberanía perdida, creemos oportuno revisar nuestra conducta, tomando como referencia lo que decimos al entonar nuestro Himno Nacional. Observar nuestras acciones a nivel personal y como pueblo, para saber cuán lejos, o cerca, estamos de los ideales que impulsaron a nuestros héroes a entregar su vida por la libertad.
Al mirar la realidad dominicana en estos momentos, vemos que se hace urgente tener un encuentro con la honestidad, que muchos han perdido haciendo de la inconducta un estilo de vida.
Es necesario fortalecer la institucionalidad que se esfuma trayendo como resultado que todo se justifique, sin importar el daño que se causa a la presente generación y dejando en el limbo el futuro esperanzador que soñamos.
Tenemos que restaurar el amor a la patria, no con palabras hipócritas y huecas sino con acciones que vayan consolidando la justicia social, garantía indispensable para lograr la paz.
Respetar la dignidad de tantos dominicanos a quienes les han secuestrado su felicidad con dádivas y prebendas que no les permiten tomar conciencia del estado de postración y mendicidad al que han sido sometidos.
Deseamos este nuevo aniversario de la Restauración nos ayude a ser más solidarios con el que sufre exclusión, y que trabajemos sin descanso por tener la patria que soñaron nuestros libertadores de febrero, 1844, y agosto 1863.