Opinión

Hay que restaurar

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Por Editorial periódico Camino

 

 

El 16 de agosto se cumple un nuevo aniversario de la gesta restauradora. 161 años en donde una vez más el pueblo dominicano demostró su amor a la libertad.

 

 

La fecha es propicia para revisar qué estamos haciendo para hacer realidad los sueños de aquellos héroes que entregaron sus vidas en bien de la Patria.

 

 

Cuidado con la hipocresía de alabar su obra, cuando muchos están transitando por caminos paralelos al proyecto de nación que los restauradores concibieron.

 

 

Es hora de restaurar la esperanza de tantos dominicanos que han perdido la ilusión de vivir en esta tierra de sus amores, porque las condiciones de vida que llevan, sobre todo los jóvenes, los empujan a emigrar a otras naciones en busca de un mejor destino.

 

 

Tenemos que restaurar la actividad política, revistiéndola de transparencia en el manejo de los fondos públicos, como nos enseñó el patricio Juan Pablo Duarte.

 

 

En este sentido, el Papa Francisco, en su mensaje para este mes de agosto, nos indica: “Hoy la política no tiene buena fama.Corrupción, escándalos, y alejada día a día de las personas.

 

 

No podemos avanzar hacia la fraternidad universal sin una buena política. Recordemos que como dijo el papa Paulo VI, “la política es la forma más alta de la caridad, porque busca el bien común. La Política con mayúscula, no con la politiquería”.

 

 

Necesitamos restaurar la convivencia armoniosa que se ha ido perdiendo en tantas familias, que hoy ya sentimos los vientos de violencia que se originan en ellas, desintegrándolas, trayendo como resultado conflictos sociales que nos han robado el sosiego.

 

 

Que al celebrar el 16 de Agosto, el Día de la Restauración, hagamos el firme compromiso de convertirnos en constructores de la nación que anhelamos y soñamos, y que los nuevos funcionarios que serán juramentados en esa fecha, demuestren con sus acciones su vocación de servicio. Que la posición que ocuparán esté caracterizada por la cercanía con los necesitados, y jamás para sentirse superiores.

 

 

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