Por: José Rafael Vargas
La afirmación de que los estudiantes no aprenden ni siquiera lo básico, es una conjetura conocida desde hace más de 20 años, quedándose rezagado en el tiempo y ocasionando que en el proceso se formaran cráteres perjudiciales para nuestra sociedad, como son: Los antivalores, la incapacidad para razonar de manera crítica y la debilidad en el conocimiento.
Sin lugar a dudas, esta sociedad de la información y el conocimiento, tiene más de información que de conocimiento… testimonio que confirmamos a diario y que debería encender el botón del pánico, sin embargo, siempre nos quedamos en declaraciones y dejamos que las acciones no regresen del recreo; ha sonado el timbre, sonó fuerte, pero las ganas aún están de vacaciones y regresar al aula ya no tiene el mismo entusiasmo ¡Algo pasa! ¿Acaso se agotó el modelo y no lo informaron en Alofoke radio?
Durante mucho tiempo, los procesos cognitivos han sido implementado de manera vertical y repetitivo, haciendo que el adolescente no pueda construir un juicio propio, conceptualizar o realizar algún análisis de nada. Esto se agrava por lo que hemos dicho anteriormente, la carga de sobre información, esto, es como llevar a nuestros soldados a un campo minado sin ninguna advertencia o protección. En otro plano, también tenemos las obsoletas municiones pedagógicas, que rehuyen a la idea de que nuestros jóvenes son nativos digitales y que les resulta difícil comprender el modelo inmortal de lo análogo. Hay que examinar la neuroeducación como proceso de enseñanza y aprendizaje desde una mirada holística, aprovechar la era digital y el mundo tecnológico que rodea a los adolescentes para que puedan sacar provecho, tanto ellos como la nación.
Los estudiantes deben tener ventanas de esperanza que permitan saber que pasará a través de lo aprendido, de este modo quizás podamos enfrentar los caminos fáciles que están en la otra esquina contraria a la escuela. Es por esta razón, que debemos encaminarnos a buscar los cerebros mejores amueblados para incentivarlos, aquellos que tengan deseo de superación y quieran servir al país, ya que luego de encender esta brecha de ilusión no habrá duda de que los demás secundarán y seguirán a estos verdaderos influencers. Para este objetivo, se hace necesario tener una planificación y no seguir cayendo como paracaídista sin paracaídas, debemos conocer el escenario y la visión educativa a desarrollar; ya no son necesarias las sombrillas amarillas, hay recursos por pipá, ahora es momento de llevar los cerebros a pensar alto, prepararlos para volar ante un futuro desafiante que atenta siempre con las ráfagas de la degradación.
Para ti estudiante:
“Usted puede convertirse en lo que quiera. Usted que está vivo, escoja bien su vida”. Frase de la película, (El último vagón).