Por Henry Arias Abad.
El 17 de junio, se celebró el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, declarado por la Asamblea General de la ONU, a través de su resolución A/RES/49/115, aprobada el 19 de diciembre de 1994 y al año siguiente empezó a conmemorarse este día cada 17 de junio.
El lema para este año 2020 fue “Alimentos. Forrajes. Fibras”. El problema de la desertificación es uno de los principales retos medioambientales de nuestro tiempo. Debido a que poco a poco terrenos que antes eran fértiles, hoy se están tornando desiertos.
La desertificación es un proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente el potencial de producción y verdor que antes tenía.
El proceso para un suelo convertirse en desértico no ocurre en todos los casos de forma natural, sino que el ser humano interviene para convertir ése suelo verde y fértil en desértico. Con prácticas como la agricultura, ganadería y actividades productivas de forma excesiva, en muchos terrenos donde se podría sembrar, ya no es posible hacerlo, debido a un uso no racional del recurso suelo.
Según la ONU, en comparación con 2010, en 2050 se requerirán 593 millones de hectáreas más de terreno agrícola, una superficie que casi duplica el tamaño de la India.
Evitando el consumo irracional de los productos agrícolas, contribuyendo con la siembra, cuidado y preservación de los suelos, pero también, exigiendo a nuestras autoridades un mayor respeto por las leyes ambientales y denunciando actividades que atenten contra el medioambiente, podemos hacer el cambio y tener un ambiente y entorno, más verde.