Por: Rafael A. Escotto
Quienes leyeron mi artículo de reciente publicación en la prensa digital y en la prensa de papel a nivel del país e internacional, para las cuales escribo en idiomas español e inglés desde hace cuarenta años, sobre la pregunta formulada por el matutino La información, de Santiago de los Caballeros, habrán notado que finalicé mi escrito con la siguiente argumentación final:
«Para una institución como la iglesia la reelección es vista hoy a través del prisma del mal, no del pecado«.
Esta conclusión aparece en mi artículo titulado: « ¿Está o no la República Dominicana camino a una dictadura?«. Hoy la iglesia a través de la voz del arzobispo de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria, expresó tan solo unos cuantos días o quizás hará una semana después de haber expuesto desde el pulpito en la celebración de Semana Santa que «el país se hallaba camino a una dictadura«.
Hubo euforia en los territorios de la oposición al gobierno del licenciado Danilo Medina y se hicieron pronunciamientos entusiastas y encendidas manifestaciones contra el partido de gobierno.
Hablando con unos amigos sobre este tema aireado por la iglesia, les recordé la forma en que terminé mi artículo y que aguardaba lo manifestado por Lucas autor del tercer evangelio y de los Hechos de los apóstoles y discípulo de Pablo de Tarso, veamos la parábola: «No hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz«.
Cuando llegué a la tertulia del Colmado la Zurza de la calle cuatro, en el sector del mismo nombre, me preguntaron, ¿Doctor, leyó usted lo que expresó la iglesia hoy día treinta de abril a través de monseñor Ozoria durante una visita al presidente Danilo Medina en el Palacio Nacional? ¡No!, les respondí. Y, seguidamente interpelé: ¿Qué dijo el distinguido prelado católico?
«Oiga lo que dijo en compañía de monseñor Ramón Benito Ángeles y de monseñor: Faustino Burgos: «Si no se respetan los poderes, caemos de en una dictadura?.
El sistema democrático dominicano reconoce tres poderes fundamentales, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Interpretando la advertencia que hace la iglesia católica en el párrafo anterior, tenemos que coincidir que después de aquella expresión que produjo un despertar de la oposición o sea, que «el país se encaminaba hacia una dictadura«, pienso que la iglesia firmemente «ve la reelección a través del prisma del mal, no del pecado«.
Leyendo un importante libro escrito por el periodista y escritor argentino Ceferino Reato, titulado Disposición final, publicado con motivo de los cuarenta años del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 por el ex dictador Jorge Rafael Videla, la iglesia católica apoyó el golpe de Estado. Advierte el también politólogo, en la obra citada, que: «al principio, fue un apoyo activo, encarnado en el titular del Episcopado, monseñor Adolfo Servando Tortolo«.
Continua explicando Reato en su magnífica obra crítica algo que debemos tener en cuenta los dominicanos cuando nos dispongamos a valorar el semblante de una persona, sea esta un sacerdote o pastor evangélico, un militar o un jefe de Estado, pues sin proponérselo se podría caer en un diagnostico equivocado, veamos lo que narra el escritor argentino:
«Tortolo era también arzobispo de Paraná y el vicario general de las Fuerzas Armadas. Una persona en apariencia débil, frágil, pero implacable. Parecido a su amigo Videla, de quien también era confesor. Un ultraconservador, un integrista, que defendía la alianza tradicional entre la Iglesia y el Ejército como pilares de la patria«.
Algunos dominicanos recuerdan y otros posiblemente lo habrán leído en la prensa nacional sobre la relación y el respaldo que le ofreció monseñor Ricardo Paolo Pittini, arzobispo Metropolitano de Santo Domingo en 1935, designado por el papa Pio XI, a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
Dice Reato en su libro, «que Videla se consideraba un buen católico«. Trujillo iba a la iglesia, rezaba antes de levantarse de su cama. No sé si el jefe llegó a comulgar, pero creo que era capaz de hacerlo. No en la iglesia de monseñor Francisco Panal Ramírez, nombrado obispo de la Diócesis de La Vega en 1956 por el papa Pio XII, ni mucho menos en la de monseñor Thomas O´Really, en San Juan de la Maguana.
Con esta declaración en el palacio nacional junto al presidente Danilo Medina creo que la iglesia católica después de lo expresado por monseñor Francisco Ozoria durante la Eucaristía en Semana Santa, que «el país estaba camino a una dictadura« la iglesia ha querido echarle agua al vino, el cual es un gesto litúrgico que va seguido de una oración.
No debo finalizar este articulo sin mencionar lo que escribió San Cipriano a medido del siglo II, algo que habrán querido dejar aclarado los tres distinguidos prelados católicos que visitaron al presidente Medina para zanjar de un modo definitivo las dificultades que pudo haberle creado al mandatario las declaraciones de la iglesia durante la Semana Mayor: «Así como el vino absorbe el agua, así Cristo nos ha absorbido en sí mismo a nosotros y a nuestros pecados«.
Después de lo dicho por el arzobispo metropolitano de Santo Domingo frente a toda la prensa dominicana en un acto que le devuelve la tranquilidad al honorable señor presidente y al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), dejando a la oposición como perico en la estaca o sea, «oliendo donde se guisa«. Después de todo lo expresado en este trabajo el lector debe hacerse su propio juicio. ¡Que continúe el espectáculo!
1 thoughts on “La glesia y el Gobierno han resuelto sus diferencias?”
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