Por: Karleny Cabrera
Mucho se afana la gente por encontrar la forma correcta para llegar a ser exitosos en la vida. Independientemente de cuál sea la rama oficio o quehacer en que se desempeñe un individuo, este quiere destacar y llegar a ser el mejor.
Sin embargo, el éxito puede ser visto de varias maneras; y una definición de este término según el diccionario DELde la Real Academia Española es la siguiente: buena aceptación que tiene alguien o algo.
De acuerdo con este concepto queda explícitamente expuesto que el ser humano vive preocupado por ser alguien reconocido en su entorno, o más bien, en la sociedad porque piensa que de tal aceptación dependerá su felicidad y estabilidad.
Erróneamente pensamos, pues, la Biblia dice en el libro de San Mateo, capítulo 23, versículo 12: porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.
Y ese es, precisamente, uno de los secretos más efectivos para llegar al éxito: la humillación, no ante el hombre sino al todopoderoso Jehová de los ejércitos porque él es justo, da a cada quien cuanto merece; y premia la nobleza.
Ser brillante es bueno pero de mejor resultado es doblegarse ante Dios y mantenerse en esa postura, aún después de haber alcanzado el éxito, porque la exaltación es de aquellos que son humildes de corazón.
La humildad abre puertas, mientras que la vanagloria prohíbe avanzar a lugares más altos que los que la mente tiene pautados. Es por ello que es conveniente tener una actitud de humillación y caminar de la mano con Jesús, porque quien permanezca siendo noble será exaltado por Dios.