Un informe publicado recientemente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte sobre las altas temperaturas que se están registrando y cómo éstas están generando lo que llaman “estrés térmico”, un asesino invisible que, según las estadísticas de la organización, ha cobrado la vida de miles de trabajadores.
Las estimaciones de la OIT muestran que las economías de ingresos bajos y medios, en particular, son las más afectadas, ya que los costes de las lesiones por calor excesivo en el lugar de trabajo pueden alcanzar alrededor del 1.5% del PIB nacional.
Explica la OIT que el calor excesivo en el trabajo crea riesgos profesionales para la salud, restringe las funciones y las capacidades físicas del trabajador, así como su capacidad y productividad laboral. “La productividad laboral disminuye cuando la temperatura supera los 24 a 26°C”, apunta la organización. En su informe “Trabajar en un planeta más caliente: El impacto del estrés térmico en la productividad laboral y el trabajo decente”, los analistas de la OIT apuntan que la exposición a niveles de calor excesivo puede propiciar una hipertermia, e incluso en ocasiones conducir a un desenlace fatal.
Destaca que aunque afecta a trabajadores de todos los sectores, algunas profesiones padecen mayores riesgos porque entrañan más esfuerzos físicos y/o se desarrollan en el exterior, como la agricultura, los bienes y servicios medioambientales (gestión de recursos naturales), la construcción, la recolección de residuos, los trabajos de reparación de urgencia, el transporte, el turismo y los deportes. Los obreros que trabajan en el interior de fábricas y talleres corren riesgos también si los niveles de temperatura no se regulan adecuadamente.