La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, señaló las proyecciones de recuperación económica apuntan a dos sendas que cada vez divergen más: los países desarrollados, donde la vacunación avanza a buen ritmo, y la mayoría de países de rentas bajas, que en muchos casos ni han empezado a recibir dosis.
“Para que la economía se recupere tenemos que administrar inyecciones a la gente y eso es lo que permitirá estimular el crecimiento”, dijo la nigeriana en un encuentro virtual con periodistas en los márgenes de la cumbre del G7 en Cornualles (suroeste de Inglaterra).
“Vemos que América Latina y África, en particular, se están quedando rezagadas”, alertó la responsable de la OMC, al tiempo que comparó esa trayectoria con la línea ascendente que marcan Estados Unidos y Asia.
Esas diferencias están estrechamente vinculadas con la desigualdad en el acceso a los preparados contra la covid-19, afirmó Okonjo-Iweala, quien consideró que “la política de vacunas es política comercial”.
El organismo multilateral ve una “robusta” reactivación del mercado mundial, que rondará el 8 % este año y se quedará en el 4 % el siguiente.
La cumbre del G7 de Cornualles tiene como una de sus principales misiones la de sentar las bases para una recuperación económica “justa y uniforme”, según dijo en su intervención inicial el primer ministro británico, Boris Johnson.
La OMC tiene esperanzas de que se llegue a un acuerdo global en su seno para que los países en desarrollo tengan un mayor acceso a vacunas, pese a que sus miembros están muy divididos sobre si ello debería venir de la mano de una suspensión temporal de las patentes.
En ese sentido, Okonjo-Iweala dio la bienvenida a los avances registrados esta semana entre los países de la OMC, que pactaron iniciar negociaciones en torno a un texto con el fin de aumentar el acceso a las herramientas anticovid, incluyendo una posible suspensión de las patentes.
Los 164 miembros del organismo se mostraron abiertos a una negociación de vías para hacer más accesibles vacunas, terapias y otras tecnologías contra la COVID-19, pese a que existan aún diferencias al respecto, principalmente entre países en desarrollo y naciones europeas.
Pese a que la directora general de la OMC prefirió no opinar sobre si apoya la suspensión de patentes, para así ser libre de mediar entre las partes, se mostró esperanzada en que se progrese en las negociaciones de cara a la reunión ministerial del organismo prevista para julio.
“Puede ser difícil porque algunas posiciones están alejadas, pero hay un camino y me gustaría ver algún tipo de progreso para julio”, dijo.
Aunque dio la bienvenida a la intención de los países del G7 de comprometerse a donar mil millones de dosis a países en desarrollo, instó a que “se necesitan 50,000 millones de dólares (41,000 millones de euros) para acelerar el despliegue de la vacunación”.
Con esos recursos, consideró que se habría vacunado al 40 % de la población mundial al final de este año y a un 60 % al final del año que viene.
Pese a todo, pidió que el debate no se reduzca solo a la suspensión de las patentes de las vacunas, sino que abarque otras cuestiones, como las restricciones a la exportación, que complican la cadena de suministros, vital para producir los preparados.
Cada vacuna de las aprobadas hasta ahora contra la covid necesita multitud de componentes que se producen en diferentes países.
Dio el ejemplo de la vacuna de Pfizer, que contiene 180 ingredientes, manufacturados en 86 lugares de 19 países.
“Eso muestra lo complicadas y sofisticadas que son las cadenas de suministro, y hay que asegurar que las restricciones a las exportaciones se mantengan en el mínimo”, dijo Okonjo-Iweala antes de recordar que la OMC contabiliza en la actualidad 53 medidas de ese tipo, una mejoría respecto a las 109 que hubo al comienzo de la pandemia.