Opinión

La salud mental en RD: de espalda a la OMS

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Por: J. Luis Rojas

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) es el organismo de las Naciones Unidas que pone en contacto a naciones, asociados y personas a fin de promover la salud, preservar la seguridad mundial y servir a las poblaciones vulnerables, de modo que todo el mundo, allá donde esté, pueda alcanzar el más alto nivel posible de salud. La misma, fue fundada en 1948. A Juzgar por el bajísimo presupuesto que siempre ha destinado el Estado dominicano a la salud mental de sus ciudadanos, tanto ser miembro de la OMS, la forma en que ha gestionado esta área de la salud, no coincide con los criterios e indicadores establecidos por la OMS.

De acuerdo con la narrativa de la Organización Mundial de Salud (OMS), ésta tiene como propósito sustancial defender la salud y abogar por un futuro mejor para todos. Además, dice dedicarse al bienestar de todas las personas y guiada por la ciencia, desarrolla múltiples esfuerzos mundiales para que todo el mundo, sin importar donde esté, tenga las mismas posibilidades de llevar una vida saludable. En RD, el deterioro de la salud mental de la población es cada vez más evidente y creciente. Todo parece indicar que los gobiernos dominicanos, desde el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, no han abordado la salud mental desde la perspectiva que plantea la OMS.

Según la Organización Mundial de la Salud, la salud mental es el bienestar que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales, y en última instancia, el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación. En este sentido, como ha expresado el psiquiatra José Miguel Gómez, “la sociedad dominicana está macro estresada debido al tránsito, el ruido, la contaminación y la falta de seguridad, lo que la hace vulnerable a padecer trastornos de salud mental”.

En el portal https: centromedicoabc.com, se afirma que la salud mental está determinada por factores tanto sociales, como ambientales, biológicos y psicológicos e incluye padecimientos como la depresión, la ansiedad, la epilepsia, las demencias, la esquizofrenia y los trastornos del desarrollo en la infancia, algunos de los cuales se han agravado en los últimos años. En la sociedad dominicana, solo se habla de salud mental cuando sus efectos son visibilizados por la mayoría de los medios de comunicación masiva. Sobre la prevalencia de las enfermedades mentales en el país, se ha dicho que un 20% de la población dominicana sufre de trastornos mentales. La realidad es que en RD los medios de comunicación solo hablan de salud mental, cuando ésta se expresa mediante pérdida de vidas humanas que pudieron salvarse.

El doctor José Miguel Gómez, mientras participa en el almuerzo semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, señaló que en los últimos 20 años el sistema de salud de la República Dominicana no ha hecho inversiones significativas en salud mental, y actualmente se destina menos del uno por ciento del presupuesto general de salud a este rubro. En este orden, afirmó que: «se estima que entre el 20 y el 30 por ciento de la población es vulnerable a padecer un trastorno mental, y que una de cada cinco personas necesitará asistencia en algún momento. Además, de cada 10 personas que acuden a la atención primaria en salud, seis presentan síntomas psicosomáticos que requerirán ayuda especializada». (El Día, Edilí Arias, septiembre, 2024).

La Organización Mundial de la Salud ha puntualizado que todos los Estados miembros de la OMS se han comprometido a aplicar el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2030, cuyo objetivo es mejorar la salud mental por medio de un liderazgo y una gobernanza más eficaces, la prestación de una atención completa, integrada y adaptada a las necesidades en un marco comunitario, la aplicación de estrategias de promoción y prevención, y el fortalecimiento de los sistemas de información, los datos científicos y las investigaciones. En el Atlas de Salud Mental 2020 de la OMS, se ha dicho que los países habían obtenido resultados insuficientes en relación con los objetivos del plan de acción acordado. Como se observa, la salud mental no es prioridad para muchos países miembros de la OMS, incluyendo a República Dominicana.

Detrás de los múltiples factores que inciden negativamente en la salud mental de millones de seres humanos que habitan los distintos países del mundo, subyace una visión errada de parte de líderes políticos, corporativos y académicos, así como de influencers, con respecto a una visión inhumana, rentista y salvaje del desarrollo, las funciones de los medios de comunicación masiva, de la familia y del rol del marketing. Dicho en otras palabras, para los promotores y defensores del modelo neoliberal, las personas solo importan y tienen valor como consumidores irracionales y compulsivos.

En un informe mundial sobre la salud mental de la OMS, titulado transformar la salud mental para todos, se solicita a los países miembros de dicho organismo, acelerar la aplicación del Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2030, ya que a través de éste es posible lograr progresos significativos en la mejora de la salud mental de sus respectivas poblaciones. En este marco, la Organización Mundial de la Salud les ha propuesto a los países miembros, implementar las siguientes acciones:

  • aumentar el valor que otorgan a la salud mental las personas, las comunidades y los gobiernos, y hacer que todas las partes interesadas, de todos los sectores, se comprometan en favor de la salud mental e inviertan en ella;

 

  • actuar sobre las características físicas, sociales y económicas de los medios familiares, escolares, laborales y comunitarios en general a fin de proteger mejor la salud mental y prevenir las afecciones de salud mental, y

 

  • fortalecer la atención de salud mental para que todo el espectro de necesidades en la materia sea cubierto por una red comunitaria y por servicios de apoyo accesibles, asequibles y de calidad.

La iniciativa de la OMS es loable, ya que continúa trabajando a escala nacional e internacional, en particular en entornos humanitarios, para proporcionar a los gobiernos y asociados el liderazgo estratégico, los datos científicos, las herramientas y el apoyo técnico necesarios para fortalecer una respuesta colectiva a la salud mental y permitir una transformación que favorezca una mejor salud mental para todos. Ojalá que los gobiernos y los generadores de riquezas materiales se empoderen del Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2030, elaborado por la Organización Mundial de la Salud.

Luce poco creíble creer que un país como República Dominicana, calificado como de renta media y que se enorgullece de su supuesto crecimiento económico, genere tantos factores adversos al buen estado de la salud mental. Pensar que una sociedad puede establecer y mantener un desarrollo sostenible y sustentable, cuando un porcentaje importante de su población padece algún trastorno asociado a la salud mental, es como soñar despierto. Las personas sanas son más productiva, competitiva, empáticas y más felices.

Más allá del cacareado crecimiento económico de República Dominicana, existen factores de alta incidencia en el deterioro de una proporción de la población dominicana. Por ejemplo: el desempeño mediocre y burocrático del Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS), la inseguridad ciudadana, la desorganización del tránsito terrestre, las indignas pensiones que otorgan las AFP, la gestión rentista que realizan las ARS de los servicios de salud, los contenidos tóxicos que elaboran y difunden los medios de comunicación, las canciones basuras que interpretan exponentes de determinados géneros musicales, la permisividad a la corrupción e impunidad, la inequidad en la distribución de la riqueza, la violación de derechos, la mala calidad de los servicios públicos, la violencia intrafamiliar, la carencia de empleos dignos, la incongruencia entre los montos de los salarios y el costo de la vida, experiencias familiares y laborales negativas, así como factores biológicos, culturales, financieros, etcétera.

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