Santiago De Chile.- Latinoamérica, la región más afectada del mundo por la pandemia, destinó en 2020 en promedio el 4,6 % de su producto interior bruto (PIB) en ayudas sociales para combatir la crisis económica provocada por la covid-19, un esfuerzo fiscal que debe mantenerse este año, indicó este miércoles la Cepal.
En el informe «Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe», de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el organismo alertó de que el crecimiento que se espera para este año (cerca del 3,7 %) no logrará compensar la caída de 2020, ni tampoco revertir los aumentos en la pobreza y desigualdad, de ahí la necesidad de la expansión fiscal, sobre todo a través de subsidios y transferencias corrientes.
«La persistencia de la pandemia y las asimetrías en la vacunación, junto a ritmos de recuperación asincrónicos y divergentes, ponen un manto de incertidumbre sobre la velocidad y sostenibilidad de la recuperación», indicó la secretaria ejecutiva del organismo con sede en Santiago de Chile, Alicia Bárcena.
La economía latinoamericana se contrajo un 7,7 % en 2020 -la mayor recesión de los últimos 120 años- y las tasas de pobreza y pobreza extrema se dispararon hasta el 33,7 % (209 millones de personas) y el 12,5 % (78 millones), niveles que no se veían en los últimos 12 y 20 años, respectivamente.
Sin las transferencias sociales, apuntó Bárcena a Efe, «la pobreza en la región hubiese alcanzado a 230 millones de personas y la pobreza extrema a 98 millones».
El cierre masivo de empresas llevó a la tasa de desocupación el año pasado al 10,7 %, mientras que el nivel del PIB per cápita regional terminó el año pasado en el mismo escalón de 2010, lo que significa que la región se encuentra frente a una nueva década perdida, como la vivida en la de 1980.
Con 27,4 millones de casos y más de 870.000 muertes desde que se detectó el primer caso en Brasil en febrero del año pasado, la crisis sanitaria está lejos de darse por superada en Latinoamérica, donde varios países encaran una dura segunda ola de contagios y el ritmo de vacunación avanza a cuentagotas, a excepción de Chile, uno de los líderes mundiales en inoculación.