Por Editorial Camino.
Rep. Dom. -El último mes del año llegó de prisa. Es que fueron tantos los acontecimientos que nos impactaron de forma profunda durante este año 2018, que los días se escaparon sin darnos cuenta. No hubo espacio para el respiro.
Vimos partir a destiempo a decenas de jóvenes a causa de los accidentes de tránsito, sobre todo en motocicletas.
Recibimos decisiones judiciales que nos dejaron aturdidos y en donde las ansias de justicia de la sociedad se desvanecieron. Los que han ofendido al pueblo con sus malas acciones, a nivel público y privado, parecen continuar sin darse cuenta del daño que hacen a la patria.
Durante el año que va terminando, presenciamos denuncias de corrupción, en muchos casos con evidencias incuestionables, sin la sanción correspondiente, estimulando estas acciones a que el dolo y el peculado se conviertan en un nuevo estilo de vida para quienes hace tiempo enterraron la vergüenza.
Pero diciembre llega también para aquellos que hacen de su vida una entrega perenne a la solidaridad y al Bien Común. Para los que trabajan por una cultura de paz. Para los que luchan por una sociedad mejor, sabiendo que otro mundo es posible.
Durante estos días también llegarán miles de hermanos nuestros que un día salieron del país en busca de una vida mejor, y vienen cargados de ilusiones para compartir con su familia los valores que jamás perdieron, aunque están a miles de kilómetros de este terruño querido que los vio nacer.
Diciembre es el mes de la solidaridad, la ternura y los recuerdos y nos invita a fomentar la alegría compartida. Que estas acciones nobles se extiendan durante los doce meses del año.