Por: J. Luis Rojas
Con frecuencia, desde el entorno del lenguaje cotidiano, el concepto docente suele utilizarse como sinónimo de profesor o maestro, independientemente de que su significado no es exactamente igual. En este sentido, el sitio web Definición, estable que el docente o profesor es la persona que imparte conocimientos enmarcados en una determinada ciencia o arte. Sin embargo, el maestro es aquel al que se le reconoce una habilidad extraordinaria en la materia que instruye.
En el contexto del aprendizaje, podría decirse que tanto el profesor como el maestro son docentes, ya que ambos deben poseer competencias y habilidades pedagógicas para convertirse en agentes efectivos del proceso de aprendizaje, sin importar su objeto y el ámbito donde éste se lleve a cabo. Entiéndase, escuelas, colegios, universidades, empresas, agencias públicas, instituciones de formación técnico profesional, medios de comunicación masiva y iglesias.
Cabe resaltar que un proceso de aprendizaje puede llevarse a cabo en cualquier otro ámbito que no sea un plantel educativo o universitario. En el entorno competitivo actual, las organizaciones son, además, centros de aprendizaje, en los que sus directivos, ejecutivos y gerentes tienen la oportunidad de ejercer funciones propias del docente-profesor o del docente-maestro. El aprendizaje es un proceso dinámico y participativo, el cual se puede llevar a cabo en cualquier momento, lugar y circunstancia. Para ello, es necesario contar con buenos docentes-maestros, no con docentes-profesores.
En términos prácticos, un docente es una persona consagrada a enseñar o que realiza actividades relacionadas a la enseñanza. Por ende, desde el lenguaje cotidiano podría hablarse de docente-profesor y de docente-maestro. Entiéndase, ambos son docentes, más allá de los atributos humanos y profesionales que les caracterizan, distinguen y diferencian. El docente-maestro piensa, decide, actúa, se relaciona y habla desde los valores y principios que sirven de sustento al liderazgo transformacional.
La calidad humana y profesional, la metodología de enseñanza, la concepción del modelo de aprendizaje y el tipo de liderazgo, son, sin ninguna duda, diferencia sustancial entre un docente-profesor y un docente-maestro. Por lo general, el profesor se enfoca en compartir conocimientos. En cambio, el maestro se centra en transformar las vidas de sus estudiantes. En resumida cuenta, el docente-profesor forma a los estudiantes para que sean empleados públicos o privados. Por el contrario, el docente-maestro motiva a los estudiantes para que desarrollen cultura emprendedora.
Al observar los efectos que produce el rol del docente-profesor en el proceso de aprendizaje, en el que participan los estudiantes, es lógico concluir que en las escuelas, colegios y universidades de República Dominicana, pululan los profesores y brillan por su ausencia buenos maestros. Mientras más docentes-maestros son los que acompañan y participan en los distintos procesos de aprendizaje, mayores serán las posibilidades para crear una masa crítica de profesionales éticos, transparentes y comprometidos con el desarrollo sustentable, sostenido y próspero.
Casi siempre, los docentes-profesores se centran en ayudar a los estudiantes para que desarrollen las competencias duras para insertarse a los mercados laborales. Sin embargo, los docentes-maestros acompañan a sus estudiantes durante el proceso de aprendizaje para que sean buenas personas, buenos ciudadanos y profesionales éticos y socialmente responsables. Es decir, los primeros son transmisores de conocimientos, mientras que los segundos transforman vidas, desde la perspectiva del bien común.
Como ha dicho el pedagogo y filósofo brasileño, Paulo Freire, “el docente es un ser constructivista, que su papel tiene que ver modelar, coordinar, facilitar, mediar y participar, en todo lo referente a los intereses de los chicos y lo que necesitan”. Asimismo, sobre el rol trascendental del docente, Jean Piaget afirma que “el educador debe ser un guía a la vez que un orientador durante lo que es el proceso de enseñanza y aprendizaje”.
El docente-maestro, tanto un líder visionario y transformador, sabe que la capacidad de aprendizaje figura entre las habilidades más y mejor valorada en los mercados laborales. En este orden, en la presente coyuntura, para ser competitivo en el ámbito laboral, es necesario demostrar proactividad, innovación, curiosidad, creatividad, manejo adecuado de las emociones, saber trabajar en equipo, entre otras competencias blandas. Para garantizar la efectividad del aprendizaje, sin importar sus ámbitos, dimensiones, objetivos y metodologías, siempre será preferible contar con presencia de docentes-maestros, más que con docentes-profesores.
Hoy más que ayer, el proceso de aprendizaje significativo, es un medio ampliamente usado en el entorno de las organizaciones, con la finalidad de mejorar y actualizar continuamente el conocimiento del talento humano. Como se observa, el proceso de aprendizaje, además de realizarse en escuelas, colegios, universidades e instituciones de formación técnico profesional, también se desarrolla en las empresas, agencias públicas, así como en organizaciones políticas, sociales, laborales, profesionales, etcétera. Desde esta perspectiva, los líderes de las organizaciones deberían pensar, decidir, actuar, relacionarse y comunicarse tal y como lo hacen los docentes-maestros.
El maestro, a diferencia del profesor, es un líder transformacional que conoce el camino, anda en el camino y muestra el camino a sus estudiantes. Las características esenciales del líder transformacional, según Maxwell, son similares a las que rodean al docente- maestro: sus relaciones con los estudiantes se basan en la confianza, sus actuaciones se fundamentan en valores y principios, desarrolla el pensamiento crítico y estratégico entre sus alumnos, se centra en las cualidades intangibles de los estudiantes. Igualmente, motiva, estimula, anima y propicia la innovación y creatividad, mediante la generación de altas expectativas, la modificación de actitudes y comportamientos en sus discípulos.
En síntesis, para lograr transformar la República Dominicana en una sociedad productiva, competitiva, próspero y sostenible, será imprescindible que en las escuelas públicas, en los colegios privados, en las universidades, en las entidades de formación técnico profesional, en las empresas, en las agencias públicas, en los sindicatos laborales, en los gremios profesionales, en los medios de comunicación masiva (digitales y análogos), en la familia y en las iglesias, haya más maestros y menos profesores.
El docente-maestro se empeña en cultivar y mantener en equilibro los cuatro tipos esenciales de inteligencia humana: emocional, social espiritual y cognitiva. Además, como líder transformacional es portador de las siguientes características o atributos: autoridad, ética, confianza, empatía, solidaridad, tolerancia, responsabilidad, carisma, motivación, honestidad, integridad, asertividad, vocación de justicia, cortesía, compromiso, entusiasmo. En fin, el maestro influencia positivamente con su ejemplo el presente y futuro de sus estudiantes y colaboradores.