JUPITER, Florida. Marcell Ozuna se puso a bailar con la música que sonaba del parlante de Yadier Molina.
Comparó bates con Dexter Fowler. Su incesante risa se hace sentir como un rugido en el camerino.
No tardó mucho para que el nuevo integrante de los Cardenales se hiciera notar.
“Es una excelente persona”, señaló el lanzador y compatriota dominicano Carlos Martínez. “Somos sus aliados, yo y Yadi (Molina). Solo quiero que se ponga al día con lo que hacemos en este camerino. Ya está como en familia”.
La producción ofensiva de Ozuna fueron las razones obvias que despertaron el interés de San Luis por Ozuna, cediendo cuatro prospectos a los Marlins de Miami en diciembre por el jardinero de 27 años.
La preparación del dominicano Marcell Ozuna le rindió dividendos el año pasado. Sus 37 jonrones y 124 carreras impulsadas representaron topes personales. (AP/Jim Mone)
Cardenales valoran algo más que su poder al bate
“Cuando hicimos las investigaciones de rigor, solo recibimos informes favorables sobre él en el camerino y eso es importante porque cada vez que firmas a un agente libre o tras a alguien en un canje quiere asegurar que tendrá una transición sin problemas en ese camerino, teniendo un impacto positivo”, comentó el gerente general John Mozeliak.
Ozuna mostró su calidad de inmediato. Los detalles de su sesión sabatina de bateo — en la que pidió lanzamientos de diversas velocidades y ubicación — no tardaron en llegar al manager Mike Matheny.
En la caja, la rutina de Ozuna contrasta con lo que Matheny a menudo ve en jugadores más jóvenes, que dan prioridad al tiempo de duración con sus swings en lugar de la calidad propia de la sesión.
“Tenía un programa bien específico”, dijo Matheny. “Fue diferente, pero con un objetivo. Tenía un objetivo de lo que quería sacar del mismo. Ese tipo de cosas son magníficas para todo jugador en nuestro campamento, que ellos puedan palpar y aprender, y muchos se adaptarán”.
La preparación del dominicano Marcell Ozuna le rindió dividendos el año pasado. Sus 37 jonrones y 124 carreras impulsadas representaron topes personales. (AP/Mike Carlson)
La preparación de Ozuna le rindió dividendos el año pasado. Sus 37 jonrones y 124 carreras impulsadas representaron topes personales. Pero también fueron 12 y 42 más, respectivamente, de lo que un jugador de los Cardenales totalizó la pasada temporada.
Cuenta con la producción consistente para un cuarto bate que los Cardenales han carecido en temporadas recientes, propiciando que Matheny usara un término — “oportuno” — que ha quedado desfasado en los círculos de análisis estadísticos.
“Creo que es algo más que ser oportuno, es la consistencia de ver esos mismos turnos en cualquier situación”, dijo Matheny. “Se trata de esa mentalidad que tiene, de lo que buscan conseguir con cada lanzamiento. Y no afecta el turno que tengas en el orden al bate o cuántos corredores están en circulación. Eso parece ser su fuerte”.
No es lo único.
Ganador del Guante de Oro tras pasar del jardín central al izquierdo la pasada temporada, Ozuna es formidable a la defensa en los tres posiciones de los jardines. Junto al central Tommy Pham y Fowler en el derecho, la llegada de Ozuna le permite a San Luis contar con tres jardineros centrales en las praderas.
“Será entretenido ver esos batazos que amenazan con caer en los callejones y te encontrarás con jardineros que pueden llegarles muy rápido”, dijo Matheny. “Eso cambia la mentalidad de salir a lanzar en busca del contacto — el entender que esos callejones en el (estadio) Busch quizás no sean tan grandes. Eso es lo que anticipamos. Promete ser un formidable grupo de jardineros a la defensiva”.