Rep. Dom.- El proceso de remodelación al que está sometido el hospital Francisco Moscoso Puello, que abarca la intervención de la estructura física en casi todas sus áreas de servicios, le ha cambiado la vida, no sólo a los pacientes y empleados, sino a los vendedores que, durante años, hacen vida alrededor del centro.
El acceso al hospital está limitado a una sola puerta; los servicios de consultas se ofrecen en furgones y en el salón de actos, reacondicionado para esos fines; la emergencia pediátrica funciona en un furgón donde se instalaron dos camillas y un escritorio y para las salas de espera se han instalado carpas.
El acceso a las áreas administrativas, de internamiento y de consulta también ha cambiado.
En ese ambiente se desenvuelven los servicios en este masivo hospital donde el flujo de pacientes diario oscila entre 1,500 y 3,000 que van en busca de atención. Este es el centro que asumió la mayoría de los servicios que se ofrecían en el hospital Luis Eduardo Aybar, luego su demolición, para dar paso a una moderna estructura que se encuentra en proceso de construcción.
Tras el cierre de la puerta principal de acceso, ubicada tradicionalmente en la avenida Nicolás de Ovando, y habilitar para eso la ubicada en la calle Josefa Brea, que antes era secundaria, los vendedores de frutas, frituras, ropas, verduras, víveres, golosinas y jugos, asumieron también el cambio, colocándose en la nueva entrada del centro.
Remodelación
La Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) tiene sometido al hospital Moscoso Puello en un proceso de remodelación que abarca las áreas de emergencias pediátrica y de adultos, internamiento de medicina interna y cirugía de hombres, el área de consulta externa completa y redujo 36 camas de ingreso, pasando de 195 a 161.
Para garantizar la agilización de los servicios, el centro mantiene un gran número de personas que hacen la labor de atención al usuario, que se encargan de orientar y acompañar a pacientes.