Por: Luis Córdova
Los pueblos tienen memoria. Buscarla y exaltarla, está por encima de la voluntad de los que creen escribir, con mezquindad y recelo, el presente.
José Enrique Sued, es el alcalde histórico de la ciudad de Santiago. Los motivos no caben en una columna de esta naturaleza, pero, además de ser el santiaguero que más tiempo ha dirigido la ciudad, es quien más hazañas electorales, afectos y glorias exhibe en la historia de la ciudad corazón.
Su obra material está en cada barrio, en cada sector, y no solo del reducido municipio que tenemos hoy, sino que su impronta es referencia en los nuevos distritos y municipios desprendidos de Santiago de los Caballeros.
Entre esas obras pensadas y propuestas por Sued, existió una germinada en el interior de la ciudad: instalar un monorriel.
No fue una promesa de campaña. Surgió del mesurado estudio del crecimiento poblacional y la dinámica económica del municipio de entonces (que contenía a Cienfuegos, Los Cocos de Jacagua y Puñal).
Obviamente que la iniciativa desbordaba las finanzas municipales. El sueño se truncó.
Ahora que se habla desde el gobierno central de volver sobre la idea (que conste no la original), ahora que técnicos importados llegan al municipio a trazarnos rutas y ahora que los de egos del presente juegan a la desmemoria, bien harían los promotores de ese proyecto en otorgar el nombre de quien fue, sin ninguna duda, el alcalde más plural en el reconocimiento de munícipes sin importar ideologías, religión o profesión (si alguno lo duda que revise los nombres de plazas, parques y calles).
Es un acto de justicia, para la memoria histórica del municipio, que esta obra se llame: Monorriel José Enrique Sued