Por Editorial Camino.
Rep. Dom. -La participación de dominicanos residentes en el exterior en hechos violentos y criminales nos llena de vergüenza. Su inconducta mancha la imagen limpia de una comunidad que se ha caracterizado por el buen ejemplo y el amor al trabajo en naciones europeas, en Estados Unidos y otras partes del mundo.
Nos sentimos orgullosos de esos quisqueyanos que han triunfado en el arte, en el deporte, la medicina y otras áreas del saber. Nos alegra observar el comportamiento de los que trabajan en fábricas, los que se desempeñan en labores humildes, pero lo hacen apegados a los valores y principios que aprendieron de sus padres, y que no los tiraron al viento cuando pisaron otras tierras.
Es que somos parte de un pueblo trabajador, solidario, acogedor y bueno. Por eso nos duele tanto cuando algunos dominicanos cometen fechorías y crímenes, olvidándose del daño que hacen a sus compatriotas que han llevado una vida ejemplar aportando en el plano económico y cultural a los países que los han recibido.
Hacemos un llamado a las diversas instituciones dominicanas que hacen vida en varias naciones para que continúen desarrollando ese programa hermoso de actividades formativas y de integración con muchos hermanos que un día partieron en busca de un mejor destino. Esta noble labor permitirá mantener en alto nuestra identidad, fomentando los valores con los cuales crecimos.