Por: Luis Córdova
El amor, como nos lo han enseñado, vino en un formato distinto al que hoy es servido.
Por ejemplo, aunque el discurso de que es una “fecha comercial” (como si toda fecha no lo fuera), ha perdido vigencia y da paso, felizmente, a buenos regalos.
Quien no regala, no ama.
Una tarde Filomena, quien no ha visto más que los seres que pueblan la cordillera, me resumió el bálsamo para comprender y superar las dolencias del amor, que a cualquier edad y circunstancia, nos pueden envestir.
La primera: amar no puede doler. Si hay dolor en la forma de amar, es preciso recordar que existen más personas y que están dispuestas a probar suerte con nosotros.
Y segundo, que a pesar de la inversión de tiempo y sacrificio, recursos incluidos, en conquistar el amor del otro, es siempre bueno amarse uno primero: saber lo que uno es y quien se merece eso que damos.
La he recordado hoy… mientras veo a algunos amar a otros y mientras veo que pocos se aman a sí mismos