Por Nicolás Arias.
Todo parece indicar que el antiquísimo y muy usado refrán popular “palo si boga, palo si no boga” se aplica perfectamente a la decisión del presidente Luis Abinader, de iniciar los trabajos de construcción de la denominada “Verja Fronteriza Inteligente”.
Durante muchos años diversos sectores de la sociedad dominicana, entre los que figuran, representantes de la sociedad civil, políticos y empresarios venían pidiendo que a la situación de caos e incertidumbre en la franja divisoria con Haití se le pusiera un stop, sin embargo, hoy muchos de estos cuestionan la iniciativa oficial, sin valorar que los tiempos cambiaron y las innovaciones tecnológicas nos obliga a ser coherentes, pues van dejando rastros de nuestros planteamientos.
Ciertamente, la realidad le ha dado en la cara a los opositores al muro, ya que en estos momentos una amplía franjas de la población (aproximadamente un 80% de la ciudadanía) le ha dado su visto bueno a la disposición del presidente Luis Abinader, en su condición de cabeza principal del gobierno.
Desde hace un largo tiempo desaprensivos aprovechaban la vulnerabilidad existente en la franja para tráfico ilícito, desde Haití hacia República Dominicana y viceversa, el cual incluía ganado, vehículos, armas de fuego, la trata de personas, y hasta representaba una gran oportunidad para los narcotraficantes accionar a sus anchas.
Con la responsabilidad que caracteriza al presidente Abinader, recientemente el ejecutivo aperturó los trabajos para levantar el muro de concreto armado y mallas ciclónica, e incluye patrullaje del ejército, un sistemas tecnológicamente muy avanzado, como son los de video vigilancia, reconocimiento facial, drones y otros servicios que permitirán una celosa vigilancia.
La tan solicitada y esperada división, por parte de ganaderos, comerciantes, productores agrícolas y defensores de la patria y la soberanía nacional, entre otros sectores, está siendo ejecutada respetando los tratados de 1929 y 1936, en los cuales se fijaron los límites fronterizos entre las dos naciones.
Justo es reconocer que el actual mandatario le está poniendo el sello moderno y voluntad política a la frontera, decisión que no tuvieron los cuestionados gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), encabezados por el doctor Leonel Fernández y el licenciado Danilo Medina, ambos en la oposición pero en parcelas políticas diferentes.
El presidente Abinader afirmó, y lo hizo con mucha propiedad, que la verja fronteriza beneficiará tanto a la República Dominicana como a Haití, ya que afianzará el intercambio comercial y contribuirá a mejorar las relaciones y la seguridad de ambos países. El gobernante también asegura que la infraestructura permitirá regular los flujos transfronterizos comerciales y migratorios.
Los argumentos planteados por Abinader son de mucho peso, pues cuando existen controles, se pueden regular todo tipo de trasiego que intente pasar por la frontera. Esta formula se ha desarrollado en mucho lugares del mundo y los resultados han sido muy fructíferos.
En términos económicos, es una inversión, (1,750.00 MM) no un gasto para la República Dominicana, que redundará a corto, mediano y largo plazo en favor de nuestra seguridad y por consiguiente de la economía.
Nuestro total apoyo al señor presidente constitucional de la República, licenciado Luis Abinader Corona, en esta decisión, la cual considero es atinada.