Por Semanario Camino.
Rep. Dom. -La campaña electoral a destiempo nos perturba. Crea un ruido innecesario que entorpece el diario vivir. Las horas empleadas en este proselitismo acelerado, debieran emplearse para hacer propuestas y acciones eficaces que nos ayuden a resolver problemas acuciantes que tenemos como nación.
No podemos vivir en un jolgorio permanente. El extranjero que nos visita, al ver este folklore político se llevará la impresión que las elecciones para escoger las nuevas autoridades están al doblar de la esquina, cuando aún faltan dos años para esta fiesta de la democracia.
Mirando este panorama que nos distrae recordamos las palabras de nuestros Obispos en su mensaje del 27 de Febrero, 2018, cuando afirmaban: Invitamos a que nuestras campañas favorezcan el debate de los candidatos, a fin de que se reduzca el tiempo de campaña, y que la población sea debidamente edificada respecto a la oferta programática de cada partido y candidatos.
Llegó el momento de mejorar cada día la actividad política en nuestro país. Es tiempo de consolidarla, aferrados al bien común. No podemos permanecer anclados en la historia con prácticas que otros países han superado, alcanzando un desarrollo integral, a la vez que van abriendo surcos donde nazca una democracia real.