Por: J. Luis Rojas
En República Dominicana, igual que en otros países del mundo, líderes de organizaciones políticas, sociales, laborales, gremiales y profesionales, se han llegado a creer que sin la presencia física de ellos nada funciona. En su interior, subyace la idea de que son inmortales e insustituibles. En este orden, se evidencia un trastorno de personalidad, ya que su forma de pensar, decidir, actuar, relacionarse y hablar es similar a los que erradamente se autoconsideran seres humanos irreemplazables.
Las páginas de la historia mundial narran la magnitud y el nivel de apego enfermizo al poder, que por largos tiempos mantuvieron determinados personajes mundiales (Hitler, Stalin, Mao Tse-tung. Estos líderes-dictadores, gobernaron mediante la violencia, el terror y la dominación ideológica, según resaltan Sergei Guriev y Daniel Treisman, en su obra: “Los nuevos dictadores, 2022”. Parecería que el apego irracional e infinito al poder político, social y económico, con respecto a muchos líderes de diferentes países, es un factor asociado a la psicología sociocultural.
En el siglo XXI, muchos líderes políticos, sociales, religiosos y corporativos han optado por cambiar el rostro de la tiranía por democracia. En la presente realidad, los líderes están consciente del altísimo costo que tiene el gobernar a los ciudadanos con represión directa. En este contexto, Sergei Guriev y Daniel Treisman, se refieren a dicho fenómeno: “cómo una nueva generación de dictadores que mantiene el poder, manipulando la información y erosionando las instituciones”. (Los nuevos dictadores, 2022).
En el ámbito de República Dominicana, el grado de apego que desarrollan los líderes políticos, con respecto al poder, es, sin duda, anómalo. Más temprano que tarde, su actitud mezquina, egoísta, mesiánica y megalómana, tiene consecuencias negativas multifactoriales. Por ejemplo: lo personal sustituye lo institucional, el autoritarismo reemplaza la democracia, la toma de decisiones se reduce a las creencias y corazonadas de un solo individuo, anquilosamiento del relevo generacional, reina el caudillismo, entre otras malas prácticas.
El comportamiento público que exhiben determinados lideres políticos dominicanos, conduce a la conclusión de que éstos padecen de múltiples trastornos conductuales. Uno de ellos, solo son demócratas de la boca para fuera. En cambio, dentro de sus respectivas organizaciones no tienen nada que envidarles al peor de los dictadores. No se detienen a evaluar científicamente las causas asociadas a sus pobres resultados, como consecuencia de sus malas prácticas gerenciales-políticas. Además, no saben vivir al margen de una cuota de poder. En cualquier contexto, los líderes político sano y orgánico saben en qué momento y circunstancia deben retirarse, para facilitar el lógico y natural relevo generacional.
En la sociedad dominicana, los líderes políticos, sociales, laborales, empresariales y de gremios profesionales, suelen morir dirigiendo, supuestamente sus respectivas organizaciones. Cuando ellos mueren físicamente, también desaparecen sus estructuras orgánicas. Para cualquier persona común es complejo entender las razones por las que determinados políticos dominicanos son rechazados por porcentajes relevantes de los electores, sin embargo, vuelven y vuelven, pese a no ser favorecidos con el voto de los ciudadanos. Todo indica que, a los líderes políticos dominicanos, solo les interesa mantenerse vigente y con una cuota de poder. En cuanto a la prosperidad individual y colectiva de los ciudadanos, solo existe como parte de los contenidos de sus respectivos relatos.
La pregunta es, ¿por qué quieren volver aquellos políticos a los que el pueblo les ha permitido gobernar durante doce, ocho y cuatro años, sin resolver los problemas sustanciales del pueblo? Los electores dominicanos no son tan tontos como quieren presentarlos. Más allá de lo que dicen casi todas las encuestas, con respecto al nivel de aceptación de aquellos políticos que han defraudado de manera deliberado la confianza depositada en ellos por los electores, ¿por qué quieren volver a administrar los recursos del Estado dominicano? No es inteligente tratar de cambiar una decisión colectiva ya establecida, con una supuesta alianza de rescate o cambiando el rostro de la corrupción, la impunidad y despotismo, mediante la manipulación de la información y erosionando las instituciones.
En el marco de las elecciones presidenciales y congresuales de República Dominicana, programadas para el domingo 19 de mayo de 2023, segmentos importantes de los electores, se preguntan, ¿para qué quieren volver a ser presidentes los que nunca han querido o podido entender que la política es por y para el pueblo, no para los que solo buscan acumular grandes riquezas materiales, haciendo negocios ilícitos con el Estado? En el ámbito del control político, solo se justica volver cuando el pueblo reconoce que un determinado gobierno ha alcanzado logros cualitativos y cuantitativos, de altas incidencias para el desarrollo integral, sostenible y sustentable de la sociedad.
La pregunta qué hacen la mayoría de los ciudadanos dominicanos, con respecto a los políticos que ya deberían retirarse y facilitar el relevo generacional, podría tener las siguientes respuestas:
- Para continuar prometiendo las mismas promesas de siempre, las que cuando fueron presidentes no pudieron o quisieron concretar.
- Para seguir manipulando a los electores con las mismas mentiras de ayer.
- Para seguir colocando en las diferentes instancias que conforman el Sistema Judicial, a miembros, militantes y simpatizantes de sus respectivas organizaciones políticas.
- Para facilitar que familiares, amigos y relacionados del presidente de turno, realicen negocios ilícitos con entidades del Estado dominicano.
- Para reanudar la venta de los bienes del Estado, como si fuesen vacas flacas.
- Para persistir en soluciones que no han resuelto ni resolverán la grave situación que rodean al tránsito y el transporte terrestre.
- Por beneficios políticos, seguir permitiendo que los inmigrantes de diferentes nacionalidades continúen como chivos sin ley, recibiendo los servicios públicos, en perjuicio de los ciudadanos dominicanos.
- Para no perder el apoyo financiero proveniente de las AFP, ARS y de las empresas proveedoras de servicios de salud (PSS), a cambio de seguir permitiendo negocios alrededor de la seguridad social.
- Para continuar fomentando la corrupción, la impunidad y el despotismo en la Administración pública, facilitando, que imputados de ayer vuelvan a robarse los recursos públicos.
- Para hacer posible que narcotráficos y Al Capones modernos, sean electos como síndicos, diputados, senadores y servidores públicos.
- Para persistir usando el poder persuasivo de los medios tradicionales y alternativos de comunicación, con el propósito de construir y posicionar relatos sustentados en mentiras, que faciliten la captación de adeptos sin capacidad crítica.
- Para mantener viva la narrativa en torno a la importancia de democracia, aunque a lo interno de sus respectivas organizaciones actúen como auténticos caudillos o caciques.
- Para continuar engañando a segmentos de electores ingenuos con alianzas fabricadas, cuyo vocero principal figuran entre los políticos con más altos niveles de rechazo y con menos credibilidad pública.
- Para continuar endeudando al Estado dominicano, con préstamos que muchas veces se quedan en los bolsillos de altos dirigentes del partido o de empresarios que dieron sumas importantes de dinero para financiar la campaña.
- Pese a sus bajísimos porcentajes de aceptación en las elecciones municipales, presidenciales y congresuales, continuar recibiendo millones de pesos de parte de la Junta Central Electoral, los que, al fin y al cabo, provienen de los impuestos que pagan los cuidadnos.
Por vergüenza y dignidad, los políticos dominicanos que han sido rechazados varias veces por los electores, tanto en las encuestas como en las urnas, debería retirarse de la actividad política y permitir el relevo generacional en sus respectivas organizaciones. “Al igual que los propagandistas y voceros en las democracias, estos nuevos dictadores retuercen las noticias para granjearse el apoyo social, cultivar una imagen de competencia y ocultar la censura. Utilizan las instituciones democráticas para socavar la democracia misma, al tiempo que refuerzan el compromiso internacional para obtener beneficios financieros y reputacionales”. (Los nuevos dictadores, el rostro cambiante de la tiranía en el siglo XXI, 2022”.
¿Para qué carajo quieren volver a ser presidentes de la República Dominicana, aquellos que el pueblo ha elegido para que implementen las reformas institucionales, sociales, políticas, económicas, impositivas, educativas y de seguridad social, pretendiendo con ello construir una sociedad productiva, competitiva y próspera, sin haberlo logrado?