El dato, que se puede visualizar en las estadísticas del Banco Central, tiene su explicación y no es que los más pobres coman más, sino que tienen que destinar mayor cantidad del dinero que se ganan (que regularmente es muy poco) al costo de la alimentación de la familia.
El modelo de consumo en los hogares tiene sus diferencias según el nivel de vida, clase social o quintil al que pertenecen las familias. Mientras el gasto en comunicaciones, alojamiento y servicios (agua, electricidad, gas y otros combustibles) es más alto en los hogares de mayores ingresos, en salud los pobres gastan más, según los últimos datos disponibles de la Encuesta Nacional de Gastos e Ingresos de los Hogares, 2017-2018.
En el reglón transporte, mientras los hogares que disponen de mayores ingresos (quintil IV y V) destinan 16.5% y 19.6% del total recibido, los quintiles más pobres (I y II) dedican 8% y 9.9% respectivamente. Esto está íntimamente vinculado a que, en los hogares de menos recursos económicos, apenas un 28.7% posee un auto en tanto que el 68.6% de las familias del quintil V registra tener vehículo propio.
El parque vehicular según los grupos económicos son como sigue: 3.1% pertenece al quintil I, el 8% al quintil II, el14% al quintil III, el 20.3% al quintil IV y el 54.6% al quintil V.
A mayores niveles de ingresos por hogar más alto se ubica el gasto por consumo o lo que la gente compra en productos y bienes de servicios diversos.
En los hogares del quintil I y II el promedio del gasto de consumo es de 57.83% y 75.91%. el quintil III o clase media gasta el 90.9% de sus ingresos, mientras que los hogares de mayor poder adquisitivo tienen un gasto promedio de 107.13% y 168.19%.