Por Alexis Rodriguez
La vida, ciertamente es neblina que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece.
La vida no consiste en los bienes materiales que logremos acumular. La vida es algo más. Porque de qué le vale al ser humano afanarse por poseer todos los bienes del mundo si al final pierde su alma. Qué recompensa dará el ser humano por su alma.
Cristo dijo, yo doy mi vida, para volverla a tomar. Esto implica que el ser humano debe entregar su vida, para garantizar la eternidad gloriosa de su alma en la presencia de Dios.
El ser humano es la suma de cuerpo, espíritu y alma.
Nuestro cuerpo fue hecho del polvo de la tierra y al polvo volverá.
Nuestro espíritu vuelve a Dios, que lo dio.
Nuestra alma es inmortal, es eterna, nunca muere.
La vida en ésta tierra es una oportunidad que Dios nos da para elegir voluntariamente nuestro destino eterno. La decisión es nuestra.
La vida en ésta tierra no es el final, es el comienzo de nuestra eternidad, pues la verdadera vida empieza después que morimos físicamente, después de partir de este mundo material.
Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre, El nos guiará aún más allá de la muerte.
Todos los seres humanos, un día vamos a comparecer delante de Dios para dar cuenta de lo que hicimos con nuestra vida en la tierra.
Cristo murió para que tengamos vida en abundancia. El pagó el precio por nuestros pecados y nos justificó delante de Dios. Sólo a través de Cristo podemos alcanzar salvación y vida eterna. Sólo en Cristo, nuestra alma puede descansar eternamente en la presencia de Dios.
Cristo dijo: Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque esté muerto vivirá y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.
La vida del ser humano tiene sentido, gracias al sacrificio de Jesucristo, y gracias a su resurrección de entre los muertos, siendo él, primicia de los que duermen en él.
La vida sin Cristo es vacía, es como barco que va rumbo a la deriva. Cómo mañana sin sol, como flor sin color; así es el ser humano que no tiene a Cristo.
La vida sin Cristo no tiene sentido, es como caminar sin tener un motivo, es vivir sin amor, alimento sin sabor; así es el hombre que no tiene a Cristo.
El complemento de mi vida es Cristo. Sin El yo nada puedo hacer. Su vida entregó, mostró su amor. Ha dado sentido y color a mi ser.
…Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida…
La Vida es Cristo.