Por: Luis Córdova
Afortunadamente existe la Real Academia Española. Ha sabido renovarse, ir con los nuevos tiempos, no solo en suprimir o incorporar vocablos, sino en el empleo de nuevas tecnologías que facilitan el uso correcto de la lengua de Cervantes.
Hay días, lo confieso, que busco una palabra y esa me lleva otra y, casi sin advertirlo, he agotado largas horas revisando, corriendo o aprendiendo el real significado de las palabras de un idioma tan complejo como el español.
En ocasiones me lanzan sobre las consultas a la RAE, algunas lecturas sesudas y otras veces la simple curiosidad de una nota de presenta.
Por ejemplo, ahora que se ha esgrimido tanto “renovación”, tuve que ir -como párvulo- a indagar si estuve, y aun estoy en lo incorrecto.
¡Vaya sorpresa!
El diccionario me arroja que: Renovar (se) es “sustituir [algo viejo o usado] por algo nuevo” y “dar, o adquirir, un aire o aspecto nuevo”.
¡Respiré profundo! Las palabras aún poseen la fuerza de su significado y los hechos, por más díscola que parezca la política, mantiene su significante.