Opinión

Salcedo: Ciudad Creativa, Y..?

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Por Juan Cruz Triffolio
Sociólogo – Comunicador Dominicano
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La República Dominicana postula ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) tres de sus demarcaciones con la finalidad de que sean incluidas en la Red de Ciudades Creativas y Desarrollo Sostenible.
Entre los territorios propuestos se destaca a Salcedo, La Flor de la Patria, cuna de heroínas y mártires que proyectan el decoro y la dignidad de las mujeres y los hombres caribeños.
Al referido y diminuto terruño, enclavado en el corazón de la fértil campiña cibaeña, le sobran razones para ser investida con tan privilegiada y enaltecedora distinción.
La laboriosidad, el talento y la originalidad creativa que caracteriza al poblador de la hermosa y productiva comarca salcedense, más que una expresión de exceso de afectividad y cariño, es una verdad de Perogrullo que resulta evidente tan pronto el visitante da sus primeros pasos por los senderos de aquellos campos preñados de verdor y de diversos cultivos impresionantes.
De la formación intelectual de los nacidos en el lar nativo del doctor Manuel Antonio Tejada Florentino, la ingeniera Tomasina –Sina- Cabral y la doctora Fe Violeta Ortega Guzmán, por sólo hacer mención de algunos paradigmas del patriotismo dominicano, hablan positivamente las diferentes generaciones de valiosos profesionales en distintas ramas del saber y sus interesantes aportes al desarrollo del conocimiento en múltiples áreas.
El rescate, la valoración, el dinamismo y la proyección cultural, en sus principales vertientes, luce ser un compromiso consubstancial al salcedense del ayer y el presente, sin importar su ubicación geográfica y procedencia socioeconómica.
Sus parques a la Paz y la Mujer, unidos a su cautivadora artesanía, su multicolorido carnaval popular, la impresionante Ruta de los Murales y sus diversos centros educativos, entre otros atractivos culturales e históricos, son hermosas, apetecibles y valiosas manifestaciones de la denominada superestructura que caracteriza a los habitantes de la otrora “Tacita de Oro” del acucioso Juan A. Osorio Gómez.
Lo lamentable es que, ante tanta riqueza y diversidad artística y cultural, sea necesario subsistir en medio de un pantano de desempleo, donde la limitada inversión pública y privada brilla, amargamente, como una de las causantes responsables de una rampante desocupación que ofrece notaciones de ser endémica y que ha generado un nivel de desigual social y económico que urge prestarle atención.
Si bien es verdad que los salcedenses son creativos, aun con las limitaciones materiales del presente, entendemos que probablemente serían más ingeniosos y versátiles en su productividad si no estuviesen históricamente condenados a subsistir teniendo como limitante la ausencia de un autentico desarrollo industrial y sostenible, entre otras precariedades.
La riqueza y diversidad de la superestructura no basta cuando un pueblo subsiste con una infraestructura constreñida.
La convivencia social, armoniosa y segura, con niveles de alimentación, salud e ingresos dignos para las familias, tampoco es posible ser real en donde prevalezca la inexistencia de verdaderos centros productivos e industriales y sobretodo, donde la inversión del capital local y estatal, al igual que la planificación del desarrollo provincial, sea manejada de manera antojadiza y coyuntural.
Etiquetar a Salcedo como “ciudad creativa y de desarrollo sostenible” podría ser interesante pero no suficiente en función de los que son las necesidades verdaderamente sentidas por una porción significativa de sus pobladores, quienes aspiran y luchan por convivir bajo condiciones materiales de vida más dignas y humanas.
Definitiva y amargamente, ante la distinción que bien podría avalar la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) a favor de Salcedo, no sería exagerado recordar la esencia de la sentencia popular que reza: “la fiebre no está en la sábana..”
De todo modo, y como amantes del folclorismo criollo, permítasenos también evocar como cierre de estos apretados párrafos la observación que establece: “con agua y con leche, que les aproveche..”
Ya veremos….

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