Los salesianos cumplen 30 años de trabajo fecundo en Santiago. El aniversario es motivo de alegría y esperanza. Su apostolado orientado a los jóvenes, abre caminos nuevos para este segmento importante de la población, porque como dijo el papa Francisco en su reciente viaje a Chile y Perú, los jóvenes no son el futuro, sino el presente de la sociedad.
Y para construir ese presente los salesianos se han entregado en cuerpo y alma a la formación de muchachos y muchachas nuevos, forjadores de una nueva humanidad, y uno se da cuenta cuando visita el Instituto Politécnico Industrial de Santiago (IPISA), y el Politécnico Don Bosco, ubicados en sectores periféricos de la Ciudad Corazón.
En estos centros se respira un ambiente de orden, disciplina, alegría y formación integral. La excelencia académica y técnica va de la mano con el compromiso comunitario. De estos centros salen técnicos calificados y cualificados que hacen un aporte esencial al desarrollo del país.
La idea de Monseñor Roque Adames, de que Santiago tuviera un politécnico confiado a la Congregación Salesiana, experta en este tipo de educación, ha dado sus frutos y en abundancia.
Todo comenzó con 131 estudiantes aquel 11 de enero, de 1988, y 30 años después pasan de 3 mil los egresados que levantan con orgullo la bandera del respeto, solidaridad, servicio, trabajo, humildad y responsabilidad que confeccionaron en sus años de estudios para incorporarlos a su vida para siempre.
Mirando esta noble experiencia de educación integral nos hacemos eco de los anhelos de tantas comunidades, que sueñan y esperan la construcción de politécnicos que sean semilleros donde crezcan jóvenes sanos, con ideales nobles para honrar la memoria de tantos dominicanos que han ofrendado sus vidas por un país mejor.