Rep. Dom.- Con cientos de familias aun desplazadas de sus hogares por los efectos de las inundaciones, Santiago inició ayer el lento proceso de recuperación, con la participación de las instituciones del Estado y la acción particular de personas e instituciones, para superar una de las mayores embestidas de la naturaleza en los últimos años.
En diferentes centros, como el Club Sameji, están ubicadas familias que tuvieron que abandonar sus casas en Rafey y sectores aledaños, así como en los hoyos de Bartola y Puchula, donde reciben ayuda de los Comedores Económicos y otros organismos estatales. También el centro Juan Payero recibe familias afectadas.
El director de la Defensa Civil en esta provincia, Francisco Arias, informó que se comenzó ayer a realizar el levantamiento de los daños causados por las inundaciones y deslizamientos de tierra ocurridos en diferentes zonas de la ciudad, el municipio y la provincia.
Dijo el funcionario que los mayores destrozos fueron por efecto de la crecida de los arroyos Jacagua, Quinigua, Gurabo y la cañada de Pontezuela que generó graves consecuencias en la urbanización El Retiro.
La gobernadora provincial de Santiago, Aura Toribio, dijo que en los diez municipios de Santiago hubo graves daños por efecto de las lluvias, las inundaciones y deslizamientos de tierras que tienen varias localidades incomunicadas. El tránsito quedó cortado entre las localidades de Juncalito y Jánico y otras zonas de la Sierra.
TEMEN DESAGÜE TAVERA AGRAVE LA SITUACIÓN
Más de 300 familias fueron evacuadas ayer tarde de Palo Verde y Castañuelas, donde se registra una crecida del río Yaque del Norte, que temen pueda agravarse con la llegada del torrente de agua liberado desde hace varios días de la presa de Tavera.
La información la ofreció el director de la Defensa Civil de Monte Cristi, Félix Díaz, quien advirtió que la situación en esas localidades y otras de la zona se torna cada vez más difícil, por las lluvias que siguen cayendo y las perspectivas de crecida del Yaque.
El funcionario indicó que muchas familias no han esperado que las autoridades las conminen a abandonar sus hogares, y lo hacen voluntariamente y solo de Palo Verde son más de mil personas que han dejado sus viviendas para evitar desgracias personales.
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