Por Editorial Camino
Rep. Dom. -Los avances en el sistema judicial dominicano son innegables. Solo tenemos que recordar cómo era su desempeño décadas atrás. Incluso, se llegó a comparar con un mercado público. Hay que dejar atrás ese pasado vergonzoso. Tenemos que crecer hasta lograr un sistema judicial cada día más confiable.
Ahora, el Consejo Nacional de la Magistratura tiene la gran tarea de hacer realidad esa aspiración nacional, al saber seleccionar los jueces del Tribunal Constitucional y a los que irán a la Suprema Corte de Justicia.
Si realmente queremos fortalecer la democracia es indispensable contar con magistrados probos, independientes, preparados, y con vocación de servicio, y aquí tenemos muchos profesionales con estas cualidades, que deben ser tomados en cuenta a la hora de escoger a quienes desempeñarán esta labor tan delicada y necesaria para la construcción de la sociedad dominicana que anhelamos.
Si no hay nada que esconder, y aspiramos a la transparencia en todos los escenarios de la nación, se hace impostergable seleccionar jueces que respondan a la verdad por encima de cualquier interés particular o político.
No desaprovechemos esta oportunidad.
Y como dijo el Papa Francisco, hablando a jueces, en un encuentro celebrado en Roma, en el 2016: “Pido a los jueces que realicen su vocación y misión esencial: establecer la justicia sin la cual no hay orden, ni desarrollo sostenible e integral, ni tampoco paz social… Les pido que se defiendan de caer en la telaraña de las corrupciones.”