Por Juan Cruz Triffolio.
Sociólogo – Comunicador Dominicano.
Luce ser frecuente que cada cierto tiempo “el galloloquismo” tiende a imponerse como moda en la sociedad dominicana.
Se advierte que, en la estruendosa sonoridad de sus patochadas inauditas, algunos de los políticos del país tienen el interés de llevarnos al convencimiento de que sus necedades resultan valiosas para ser plasmadas en una voluminosa enciclopedia del disparate.
La cantaleta ofrece matices de ser eterna y lo que es peor aún, emana de figuras públicas a quienes desde hace un considerable tiempo admiramos porque, entre otras cosas, entendíamos estaban privilegiadas con “la lucidez de un cerebro verdaderamente amueblado y equilibrado”.
Pero, desgraciadamente, tal realidad, con el discurrir del tiempo, resultó ser una valoración que no trascendió más allá del submundo de las ilusiones y las quimeras.
Es el caso del hoy flamante presidente del Partido de la Liberación Dominicana, ingeniero Temístocles Montás, quien con el devenir de los años refleja, en sus cotidianos planteamientos de defensa partidaria, una especie de cortocircuito cerebral que motiva a pensar en la urgente necesidad de un inmediato y efectivo tratamiento clínico.
Sus argumentaciones se tornan tan baladíes que rayan con la estructura de un pobre parlamento de comedias insulsas, sin motivación a la risa, y que, lastimosamente, contrastan con su larga data y experiencia en el quehacer político nacional.
Destaparse con la aseveración de que la suspensión del proceso electoral municipal fue el resultado de un sabotaje, obviamente realizado por la oposición política a su gobierno, para luego concluir diciendo que su partido cuenta con un sistema informático capaz de dar a conocer, quién votó, dónde voto y por quién voto, en cualquier colegio electoral y punto de la geografía nacional, además de constituir una mentira propia de un genio del disparate, es una genuina manifestación de irresponsabilidad pública.
Se trata de una auténtica introducción de las extremidades inferiores en un solo zapato que, tal como ha quedado demostrado, no logró sustentación alguna pues de así ocurrir, no hay dudas que el sonriente Temo Montás hubiese sido estigmatizado para la eternidad como un vulgar espía electoral quien, atendiendo a sus palabras, encabezaba, tal un Johnny Abbes García del presente, un servicio de inteligencia similar al que funcionó para acciones represivas y criminales en la oprobiosa época de su compueblano conocido como “el jefe”.
No conforme con la torpeza ya narrada, ahora acontece que el alto dirigente peledeísta, quien no logra saciarse con pronunciar mentiras, se destapa afirmando, categóricamente y en su derecho, que las protestas que encabezan valientes y ejemplarizantes jóvenes, frente a la sede principal de la Junta Central Electoral, “son dirigidas por personas que no quieren que se celebren los comicios en el país”.
Pero su incontinencia verbal refleja no tener linderos cuando, con su irónica sonrisa y un tupé que raya en lo insólito concluye, manifestando que: “Nosotros tenemos las informaciones de dónde salen las convocatorias y todo ese tipo de cosas. Todo está dirigido por gente que no quiere que se celebren las elecciones. Ustedes visualicen, investiguen como periodistas porque nosotros tenemos las informaciones de dónde salen las convocatorias y todo ese tipo de cosas”.
Qué bárbaro..!! Hasta dónde llega el descaro..!!
A Montás lo creíamos más acucioso y capaz de muchas cosas pero no de tantas perversidades.
Procurar desnaturalizar una expresión viva y masiva de jóvenes comprometidos con el presente y el futuro del país, quienes reaccionan precisamente por las barbaridades protagonizadas por políticos de baja calaña, responsables de múltiples perversidades y frustraciones colectivas, no es propio ni digno de dirigentes partidarios con visión y compromiso real con la sociedad dominicana.
Tratar de invalidar el derecho de un segmento poblacional capaz de responder con gallardía, decencia y disciplina a quienes han tronchado sus sueños y aspiraciones con un modelo de prepotencia y arrogancia de un poder que proyecta sus últimos aletazos, es una necedad olímpica que procura dejar al descubierto la falsedad de que los jóvenes del país no son capaces de orquestar y encabezar un proyecto contestatario ante el desastre político imperante y sus principales protagonistas, enarbolando como alternativa el asumir los preceptos constitucionales y los principios éticos y morales que caracterizan a una sociedad moderna donde impera la democracia.
La movilización juvenil escenificada en distintos puntos de la geografía nacional y que todo indica que irá creciendo de manera estrepitosa, es un indicador de que la política dominicana y sus actores han cambiado positivamente.
Colocarse de espalda a tan evidente realidad es propio, quiérase o no, de políticos torpes, desfasados que, en el tren de la historia, no son dignos de ocupar un reducido espacio en su último vagón.
Si lo de Temo Montás y otros de sus compañeros de partido no es patológico, entonces, es prudente sugerirle transformar su comportamiento, imprimiendo a sus verbalizaciones un contenido más edificante y alejado de la mentira para de esta manera, poder sobrevivir en la política partidaria y ser digno de verdadera confianza y respeto de sus conciudadanos, dentro y fuera del PLD.
Pero nada, son lentejas….
Así lo creemos y de esa manera lo expresamos…