Por Luis Córdova
Por un lado: “las jefaturas tienen recursos limitados”, “los mandos superiores tienen trabas burocráticas”, “ellos quieren hacer el trabajo pero no tienen los medios”.
Por otro lado: “el silencio cubre la ineficacia”, “no se puede resolver los males aplicando las mismas formulas”…
Por el mismo lado: velando los muertos en silencio.
La política del silencio, no da resultados. Por callar la incidencia de los crímenes y delitos no tendremos una sociedad más segura.
La Policía, esa institución que tanto he defendido, necesita revisar sus pasos ahora que el silencio impera.
No es que hablen las estructuras, no es que pasen el reporte de incidentes… Me refiero a que dialoguen con una sociedad que se ríe de los agentes que son agredidos por los delincuentes, que mira los videos virales de policías escondidos en destacamentos cuando afuera llueven balas, de unos agentes que una mujer cualquiera los reduce de una bofetada.
De los vehículos destartalados, los cuarteles desvencijados, que trafican favores, que padecen hambre y que ven aumento de salarios solo aumentan en la prensa… de esa Policía, tan pobre como nosotros, no podemos hablar.
¡Qué hable ella! ¿O acaso la Policía está presa en su propia autoridad?
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