Opinión

Soberania y solidaridad: Rol de RD ante Crisis Haitiana

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Discurso de Orden pronunciado por el señor Rector de la Universidad Tecnológica de Santiago, Recinto Mao, Maestro Cándido E. Almánzardurante el acto de la Trigésima Octava Graduqción Ordinaria, celebrada el viernes 4 de octubre en la Plazoleta del Campus Universitatio UTESA Mao.

Distinguidas autoridades civiles y académicas, estimados graduandos, queridos familiares y amigos, es un honor dirigirme a ustedes en esta significativa ocasión. Hoy celebramos el fruto del esfuerzo y la dedicación, no solo de quienes hoy reciben su título, sino también de todos aquellos que les apoyaron a lo largo de este camino. Esta ceremonia representa no solo el logro personal, sino también el compromiso con el futuro de nuestra nación y del mundo.

Vivimos en una era marcada por desafíos globales, donde las fronteras entre los países se vuelven cada vez más frágiles. Las naciones enfrentan crisis migratorias, con flujos de personas que buscan mejores oportunidades, huyendo de la pobreza, conflictos o desastres naturales. La emigración es un fenómeno que afecta a todas las sociedades y plantea preguntas difíciles sobre la humanidad, la soberanía y la solidaridad. Países con fronteras vulnerables, como el nuestro, se ven obligados a equilibrar la seguridad interna con la responsabilidad humanitaria, una tarea titánica que requiere tanto de visión como de compasión.

En el caso de la República Dominicana, compartimos una frontera con Haití, una nación vecina que ha enfrentado dificultades profundas a lo largo de su historia. Como buenos vecinos, hemos mostrado solidaridad y apoyo a la población de Haití. A pesar de los enormes desafíos que enfrentamos como país en desarrollo, hemos brindado acceso a educación, salud y empleo a un número significativo de personas originarias de esa nación.

Más de 173,000 estudiantes de Haití en el año 2023 se han beneficiado de nuestro sistema educativo, desde la escuela primaria hasta la universidad. Esto es un claro ejemplo del compromiso dominicano con la educación como motor de transformación social, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Hemos proporcionado oportunidades que han permitido a miles de jóvenes de Haití soñar con un futuro mejor y, en muchos casos, devolver a sus comunidades ese conocimiento adquirido.

En el sector salud, nuestra generosidad se refleja en la atención médica gratuita que reciben miles de ciudadanos haitianos en nuestros hospitales y centros de salud. Solo en 2023, más de 20,000 personas de esa nación fueron atendidas, y esto incluye no solo casos de emergencia, sino también servicios de maternidad y tratamiento para enfermedades crónicas. Esto representa un esfuerzo monumental por parte de un país como el nuestro, que también enfrenta limitaciones en recursos.

Asimismo, en el ámbito laboral, los nacionales haitianoshan sido parte integral de sectores clave como la construcción y la agricultura, representando aproximadamente el 25% de la fuerza laboral en estos campos. Su contribución al desarrollo económico de la República Dominicana no puede ser ignorada. Nuestra sociedad ha abierto sus puertas y sus oportunidades, entendiendo que el trabajo digno es una herramienta poderosa para el crecimiento personal y colectivo.

Sin embargo, estos esfuerzos no han estado exentos de críticas. Recientemente, organizaciones como Amnistía Internacional han emitido comunicados que, desde una visión limitada, critican el trato que República Dominicana ofrece a la población haitiana. Estas críticas, muchas veces, carecen de un análisis profundo y balanceado de la realidad. Si bien es cierto que las relaciones migratorias y fronterizas son complejas, no se puede ignorar el apoyo tangible y sostenido que nuestro país ha brindado a sus vecinos, a pesar de las presiones internas y externas.

Es fundamental que estas críticas se aborden con diplomacia, pero también con firmeza. No podemos permitir que se distorsione la realidad de nuestros esfuerzos, ni que se omita la responsabilidad de la comunidad internacional. Haití enfrenta una crisis que requiere una solución global, no solo un enfoque que recargue a la República Dominicana con la carga desproporcionada de un problema que es compartido.

En este sentido, hacemos un llamado a la comunidad internacional. Es momento de que los organismos y países que han sido espectadores pasivos asuman un rol activo. La ayuda a Haití debe ser focalizada, efectiva y sostenida. Es inaceptable que mientras otros países se mantienen al margen, la República Dominicana siga siendo el único punto de apoyo para miles de personas que buscan mejores oportunidades. La solución al problema haitiano no puede recaer exclusivamente en un solo país.

Juan Pablo Duarte, uno de los padres fundadores de nuestra nación, expresó con claridad que “Vivir sin Patria, es lo mismo que vivir sin Honor.” En esa frase, subyace el principio que guía nuestra postura como nación: la defensa de nuestra soberanía, la protección de nuestra identidad, pero también la apertura a la solidaridad, siempre y cuando se haga con respeto y responsabilidad.

Graduandos, ustedes hoy se gradúan no solo como profesionales, sino como ciudadanos del mundo. Están llamados a ser parte activa de la solución de los problemas globales, a contribuir con su conocimiento y su ética a la construcción de un mundo más justo. Nuestra nación ha demostrado con hechos su capacidad de contribuir a la paz y al desarrollo regional. Ahora les toca a ustedes, como la nueva generación de líderes, seguir ese ejemplo y hacer su parte.

A medida que salen de esta universidad y se embarcan en nuevas etapas de sus vidas, recuerden que cada uno de ustedes tiene el poder de influir en el curso de la historia. No solo para la República Dominicana, sino también para el mundo.

En sus manos está la responsabilidad de actuar con justicia, de promover la verdad y de defender los valores que les han sido inculcados.

Para concluir, los motivamos a no perder de vista la necesidad de colaboración internacional. Ninguna nación puede resolver por sí sola los grandes desafíos que enfrentamos hoy. La solución pasa por la cooperación, el diálogo y el respeto mutuo. Solo a través de la unión de esfuerzos podremos construir un futuro mejor para todos, donde el respeto a la dignidad humana y la soberanía de los pueblos sean principios inquebrantables.

Muchas felicidades a todos, y que sigan cosechando éxitos en cada paso que den.

¡Éxitos, graduandos!

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