Por: Rafael A. Escotto.
Todas las dificultades eventuales que pudieran aparecer a los largo de la pista del hipodrimo politico que se abrirá el dia 5 de julio, al edecir de los organizadores del certámen en el que solo tres potros se dispuran el cestro de la carrera habían sido corregidas. Basado en esa presunción tenemos que «suponer» que la imparcialidad de los jueces en esta carrera está resguardada.
No obstante, la cuadra presidencial encargada de la preparacion del potro Gonzalo, en esta oportunidad, tratándose de un certamen tan especial y decisivo en el que hay muchos intereses involucrados de todos los colores y natruraleza dispuesto a organizar una camorrada, y además existiendo comentarios en los medios que cuestionan de antemano la seriedad de los supervisores o veedores de esta carrera electoral, seria atendible que la cuadra presidencial esta vez vigile bien de cerca cada actuación de los supervisores o veedores.
Un poeta diría que los raudos potros bajo el influjo del Olimpo en febril disputa hacen silbar sobre la sorda ruta los huracanes en su crin revuelta. Pero, desafortunadamente, de los tres potros, uno Gonzalo, es el debutante. Luis ya ha corrido en otros certamenes y no ha ganado, por lo que ha de suponerse que para este potro de la cuadra del PRM y para Leonel de la cuadra FP, será su último intento.
Empero, habria que imaginar que ningunos son los caballos del cielo los que diviso resoplando en la pista. Tampoco son ellos los caballos de fuego de aquellos cuentos de Cortázar ni los fortuitos caballos borgianos que el conquistador olvidó. Tampoco son los potros que galopan sobre las arenas de los mares que no tuvieron amos.
Mientras los caballos salen a la pista con su galopar certero y sus crines sueltas al viento, observo su traqueo y su correr ligero, me pregunto que le pasará al potro Gonzalo que no acaba de salir a la pista del V Centenario.
Como es natural, debido a las maquinaciones que se cierne contra este caballo, podria existir el temor que a alguien se le ocurra alguna granujada que evite su participación.
De pronto una algarabia sacude el V Centenario: !Ahi está Gonzalo! y seguidamente el público enardecido vocifera: !Gonzalo, Gonzalo, Gonzalo!
El potro Gonzalo se acerca raudamente preciso, causando que su galope haga que los jinetes de las cuadras contrarias se detengan a observar aquella figura paradigmática que cabalga sobre su piel, con su crin al viento, salvaje e indomable. Fuerte, grande, como solo él lo puede ser, diría el poeta Dionisio Cabral.
Oigo a una señora de estirpe, elegantemente vestida que le dice a su acompañante: !No hay nadie que cambie el destino de este potro!
El caballo se pierde de vista por unos segundos y la dama preocupada exclama: !Quiero cabalgar contigo aunque no te deje domar! ¿donde estas?
Entre multitudes me parece oir la voz del poeta Alberti: !Ahí va el potro Gonsalo can rítmico paso!. El padre de este potro, quien estaba presenciando la carrera de su vástago, rememora: Cuando era niño soñaba que volaba sobre nubes plateadas.
Se le ve correr ligero, como una sombra alada pasa ante nosotros. Sois Gonzalo la medida exacta del triunfo