Por: Candido Almanzar*
Hoy hablamos mucho de STEM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Escuelas y gobiernos la promueven como la clave del futuro. Pero, ¿qué dirían los grandes pedagogos del pasado si vieran cómo educamos hoy?
Imaginemos a Piaget, Montessori, Dewey, Vygotsky y Freire en una charla de café. Seguro hablarían de niños curiosos, de aulas que se transforman en laboratorios, de aprender haciendo, de pensar críticamente y de enseñar con sentido humano. Porque mucho antes de que existiera el término STEM, ellos ya pensaban en cómo despertar la mente, el corazón y la creatividad de cada estudiante.
Montessori insistía en dejar que los niños exploren y descubran por sí solos, algo que hoy vemos en espacios donde los estudiantes diseñan, construyen y experimentan. Piaget nos recordaba que el pensamiento evoluciona, y por eso no se puede enseñar de la misma forma a un niño de 6 que a un adolescente de 15. Dewey decía que se aprende haciendo, resolviendo problemas reales, justo como plantea el enfoque STEM.
Vygotsky hablaba del poder del diálogo y del aprendizaje colaborativo. Y Freire… Freire nos hacía una advertencia: la educación no debe ser para repetir, sino para pensar, cuestionar y transformar. STEM no tiene que ser solo tecnología: debe ser también conciencia social.
Hoy más que nunca, necesitamos una educación que combine lo mejor del pensamiento pedagógico con las herramientas del presente. Solo así lograremos formar generaciones capaces no solo de innovar, sino también de construir un mundo más justo, humano y sostenible. Porque, en el fondo, el verdadero motor del cambio no está en los robots, sino en las ideas y valores que cultivamos desde las aulas.
•Cándido Almánzar
Educador, rector universitario y defensor de una pedagogía humanista y transformadora
