Por Neris Nelio Abreu Comas.
La humanidad ha sido estremecida por la trágica noticia admitida por Irán respecto a que su ejército es el responsable del derribo involuntario de un avión en vuelo comercial, con 176 personas a bordo, mientras se dirigía a desde Teherán a Ucrania, cual constituye un error inaceptable y un delito condenable.
El error militar involuntario e inaceptable, cometido por las fuerzas militares de Irán, que ha dejado 176 muertes, durante la escalada del conflicto armado con Estados Unidos, confirma la teoría que establece que no importa el lugar, tiempo, forma o quienes lo cometan, los errores técnicos o humanos, sean voluntarios o involuntarios, generalmente terminan causando daños a inocentes, muchos de los cuales son irreparables.
Fue en ese sentido que en el artículo anterior, titulado malos días para la humanidad, analizamos que “Las consecuencias inmediatas de la errática política internacional, del presidente de Estados Unidos e Irán, se reflejan en los bolsillos de los consumidores a nivel global, debido a que aumenta el petróleo y sus derivados, los precios de comoditis, los fletes marinos, los mercados de valores, la seguridad y tranquilidad de millones de individuos que se desplazan de un país u otro a escala mundial”.
Esos malos días le llegaron de manera directa a 176 ciudadanos del mundo víctima de un conflicto ajeno y del cual no participaban. La comunidad internacional y los siete mil quinientos millones de habitantes del planeta deben estar aterrorizados por el derribo involuntario de un avión comercial, con la muerte de esas 176 personas mientras se dirigían de Irán a Ucrania en un momento de alta tensión política y militar entre los países en pugna, como consecuencia de un bombardeo y muerte, por parte de la fuerza armada de Estados Unidos, contra líderes militares de Irán, al inicio del año.
El hecho insólito y condenable no puede quedar impune y obliga a los actores del escenario global a revisar las convenciones y protocolos militares, así como la disciplina y controles en escenarios de conflictos de los militares, para prevenir nuevos errores humanos o técnicos acaben con el bien jurídico más importante de todo ser humano: su vida.
En ese sentido es imperativo que las Naciones Unidas, actúen en consonancia con el artículo 47 de su carta para que el Comité de Estado Mayor, que asesora al Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas, en los asuntos de necesidades militares, examinen y limiten en lo inmediato todas las políticas de declaración de guerra, entrenamiento y operatividad de los ejércitos a nivel global, a los fines que estos adopten nuevos controles y disciplinas en el uso de armas en escenarios de conflictos, para prevenir nuevos y fatales actos militares contra la población civil o que se desplazan de manera inocente en zonas beligerantes.
De igual manera es urgente que las Naciones Unidas motoricen la revisión del Convenio sobre Aviación Civil Internacional para prevenir nuevos desastres humanos evitables y por su parte la Organización de Aviación Civil Internacional ponga en movimiento los mecanismos técnicos para hacer ajustes a los acuerdos globales y bilaterales en países en conflictos, para evitar que hecho como el sucedido afecten la población civil indefensa.
Del mismo modo se impone que los países signatarios de los Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales, referentes a tratados internacionales, que contienen las principales normas destinadas a limitar la barbarie guerra, establezcan nuevos y mejores controles respecto a no disparar de manera voluntaria o involuntaria, a un avión comercial, jet privado, nave, barco de carga o de turismo, por presunciones de responder a un país en conflicto.
El conflicto militar entre Irán y Estados Unidos debe disparar la alarma mundial, ya que como ha quedado demostrado, con el derribo de un avión en vuelo comercial y la muerte de sus pasajeros, nadie está libre de ser afectado, directa o indirectamente en el actual escenario global, por lo que, el movimiento pacifista global debe intensificar sus acciones para persuadir a los organismos internacionales competentes a realizar las revisiones y tomar nuevas medidas de regulación, control, previsión, sanciones y reparación de daños contra los países que causen daños indecibles contra la población o ejército no beligerante, ante, durante o después de un conflicto armado.
Es urgente exigir o modular el accionar de las Fuerzas Armadas Globales sobre los protocolos de actuación en situaciones de presión, máxima alerta, tensión o enfrentamiento inminente, a los fines de no confundir objetivo civiles o militares, procurando siempre no disparar a objetivos donde potencialmente existan personas físicas que puedan morir.
Por último, demandar que cesen las hostilidades militares en el Medio Oriente y el mundo, sanciones resarcitorias para las víctimas, rencausar la humanidad a los escenarios de negociación, armonía y solución pacífica de controversias, es el imperativo del momento. De igual modo procede exigir condena contra los agresores y, perdón o solidaridad hacia las víctimas y sus familiares.
Neris Nelio Abreu Comas
Magister en Estudios Internacionales y Máster en Derecho Constitucional y Gestión Pública, 12 de enero 2020