Por Editorial Periódico Camino.
El viacrucis que padecen las familias dominicanas cuando son víctimas deun acto delincuencial y pierden a un ser querido o reciben daños físicos, mate-riales o psicológicos es muy triste. Sienten el dolor profundo de ver cómo elvictimario es más protegido que ellas. No entendemos ver que el Estado cubrelos gastos de su defensa y le asigna abogados bien pagados y preparados. Estoes indignante. Esta benegnidad con los delincuentes fomenta la impunidad,dejando a las familias agredidas, sin el amparo que merecen. No se puede sercomplaciente con quien viola la ley. Tiene que haber consecuencias.
Los familiares de las víctimas se sienten huérfanos en medio del dolor y laimpotencia, porque en muchos casos, no cuentan con los recursos económicospara llevar a cabo un proceso en busca de justicia. También, tienen que sopor-tar las amenazas por parte de los que provocan el crimen. Los testigos se sien-ten intimidados y por eso, prefieren guardar silencio, no aportando datosimportantes para esclarecer el delito.
Viendo esta realidad, la Fundación Vanessa, junto a otras instituciones,han desarro llado durante varios años, una campaña de concienciación para ter-minar con esta ignominia. Es que el mal jamás podrá prevalecer sobre el bieny la vida.
Por eso hacemos un llamado urgente a los congresistas, para que reintro-duzcan, y sea aprobado, el Anteproyecto de Ley de Atención y Protección aVíctimas, Testigos y Otros Sujetos de Riesgo, que fue sometido en el 2011. Nose puede perder un día más. La aprobación de esta pieza legislativa traeráesperanza y consuelo a tantas familias dominicanas, que han visto a través delos años cómo los responsables de quitarle la vida a tantas personas inocentes,hoy se pasean por nuestras calles sin sufrir el castigo por el daño cometido a lasociedad.
Recuerden, señores legisladores, que la aplicación de la justicia es la únicavía que nos conduce hacia la paz social.
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