Opinión

Una decisión que no entendemos

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Por Editorial Periódico Camino.

La corrupción en la administración pública le ha causado mucho daño a nuestros países. A través de los años hemos visto cómo este cáncer ha empobrecido a los sectores más excluídos de la sociedad, privándoles de tener una vida mejor.

Por ejemplo, ¿cómo es posible que en pleno siglo 21, todavía tengamos comunidades rurales en donde los enfermos tienen que ser llevados en literas a los centros de salud, porque el estado de sus caminos impide el acceso de vehículos.

Es que los recursos económicos que el Estado debería emplear para solucionar esa y otras carencias de la gente del campo, se quedan en los bolsillos de unos cuantos, que se olvidan que su función es servir a los demás, y no servirse de esos puestos para llevar una vida de príncipes.

Indigna saber cómo a través de la historia, para los responsables de los actos dolosos no ha habido consecuencias, al contrario, ahora los diputados aprobaron reducir la pena por corrupción de 10 a tres años, en el proyecto de modificación del Código Penal. Esta decisión es una burla a las ansias de un pueblo que por décadas ha soñado con tener funcionarios honestos y transparentes.

Por qué no hacer nuestras las palabras del Papa Francisco, quien hablando de la corrupción, nos dice: La corrupción es algo que se nos mete adentro. Es como el azúcar, es dulce, nos gusta, es fácil, y después terminamos mal, y en vez de tanta azúcar fácil, terminamos diabéticos o nuestro país termina diabético”.

Señores políticos, ya es hora de emplear los medicamentos de prevención para terminar con esta enfermedad de la corrupción. Es necesario implementar medidas anticorrupción, aplicándolas sin mirar colores partidarios, dejando atrás la complicidad.

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