Por: Luis Córdova
Resulta que todavía tiene sentido aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”, pero… cuando la imagen debe hacerse acompañar, precisamente, de un texto es porque se busca dar un sentido exacto, que nadie se distraiga en lo que quiere significarse.
Entonces, en ese caso, no vale más que “mil palabras”.
¿Será que la “admiración y respeto” resultarán tan “contundentes” como el memorable “aquí no hay miedo”, esa suerte de juramento de lealtad al líder en una batalla interna que terminó cada cual por su lado?
La imagología -para los técnicos que nos leen- enseña que la imagen, el logos y la semiología quedan cortos cuando se emplea a fondo la argucia, cuando se es “sabichoso”, como se dice en tierra adentro.
La foto: Excusa y salvación. Si gano es porque me respaldaste y la confusión y daño -en un escenario de tres- sería terrible para el viejo caudillo; si pierdo es porque el otro caudillo no me perdonó el supuesto “acercamiento”.
¿Puede una foto decir tantas cosas?
El silencio de algunos resulta ensordecedor.