Por Luis Córdova
No vengo de una familia de lauros revolucionarios. Temprano comprendí que eso no me hace ni mejor, ni peor ciudadano.
El sentimiento nacionalista (ese abstracto que es la identidad) viene a ser como la salvación de los cristianos: individual.
Me gustan las sociedades dinámicas. Creo que la democracia se expresa y que los grupos, desde las iglesias hasta comunidades progresistas, les asiste el derecho a utilizar el escenario de las calles para de manera pacífica, ordenada y cívica, ejercer y exigir sus derechos constitucionales.
Ejerciendo el mío, desde mi cómoda poltrona, en mis cavilaciones matutinas, me pregunto ¿no hubiese tenido mayor utilidad patriótica el marchar hacia la frontera? ¿Por qué cada marchante, como muestra de su sacrificio, no carga consigo un block y así contribuir al avance de la construcción del muro o verja fronteriza?
Insisto, todas las marchas son útiles… incluidas las de colores.