Por: Luis Córdova
Es justo aclarar que yo no soy culpable de que las vacunas se venzan; tampoco tengo responsabilidad alguna en la parquedad de mis compatriotas al emplazamiento a vacunarse.
No es que crea que la culpa se quede en el gabinete de un escritorio distante y frío, eso jamás.
Pero hay que encontrar alguna alternativa para no perder el dinero invertido y convencer de que alguien tuvo la culpa de que las mismas se venzan sin que le duela a nadie los millones invertidos.
Faltó motivación. Desde el inicio criticamos que el discurso oficial de culpar al ciudadano de no responder a la campaña de vacunación, de llamarlo irresponsable o plantear la obligatoriedad vía una tarjeta de vacunación… serían insuficientes, el pueblo dominicano responde a otros estímulos. ¿Medidas de fuerza? Todo quedó ahí.
Y aunque países con mayor nivel de educación había tenido igual o mayor apatía por vacunarse y tuvieron que recurrir a incentivos, la creatividad dominicana no llegó a tanto.
¿Qué hacer con los 26 millones 920 mil dosis de vacunas que ha adquirido el país? ¿Cuántas dosis aplicadas y cuántas próximo a vencer?
¿Culpables?
Si es necesario tener uno debemos buscarlo con la lámpara de Diógenes o, sencillamente, repartirnos la carga de una improvisación que se cuenta en millones de dólares, monto que al final desconoceremos pero que pagaremos
Share
