Por Alexis Rodríguez
Rep. Dom. -Al finalizar cada año e iniciar uno nuevo son muchas las metas que nos proponemos y muchos los planes que hacemos, con la esperanza de que viviremos mejores tiempos.
Es la voluntad de Dios nuestra prosperidad, nuestro avance, nuestros triunfos, que logremos lo que anhelamos; siempre y cuando esté dentro de su plan y propósito eterno para con cada uno de nosotros. Sus planes son de bien.
La decisión de ser bendecidos o no es nuestra. Dios ha puesto delante de nosotros la bendición y la maldición; el bien y el mal; la vida y la muerte. Nos toca a nosotros elegir. Obedecer a Dios y hacer su voluntad es clave para poder elegir de manera sabia; buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, para que todo lo demás no sea más que añadiduras.
Dios está dispuesto a restituirnos cosas que hemos perdido por nuestras malas decisiones. Está dispuesto a volver a darnos una nueva oportunidad. Está dispuesto a acompañarnos a comenzar de nuevo, a intentarlo nueva vez; a reorientar y reprogramar nuestro GPS que nos guía a nuestro glorioso destino eterno.
Arrepentirnos y convertirnos de corazón al Señor marca el inicio del glorioso porvenir que se avecina para nosotros. Reconocer que sólo atendiendo a sus pautas vamos a lograr lo que tiene valor eterno.
Yo escojo la vida, la bendición y el bien; y me arrepiento de mis yerros y me convierto de corazón para obedecer a Dios por encima de todas las cosas; olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante preparado de antemano para andar en buenas obras; confiado en que Dios hará cosas nuevas y me restituirá todo lo que he dejado de poseer.
Declaro en el nombre de Jesús, que este 2018 es el año de mi restitución.
Amén.