Por: Adriano Silverio
En los últimos meses se ha suscitado un debate sobre las pruebas nacionales, impartidas en el sistema educativo dominicano, hay sectores que plantean que deben eliminarse, mientras que otros incluyendo expertos en educación defienden la aplicación de dichas pruebas.
Las primeras pruebas educativas en la República Dominicana se remontan al período de la década de 1940. Durante ese tiempo, se comenzaron a implementar exámenes estandarizados para evaluar el nivel de conocimientos de los estudiantes en diferentes áreas académicas. Estas pruebas fueron diseñadas para medir el rendimiento escolar y establecerestándares educativos en el sistema de enseñanza dominicano. A partir de entonces, las pruebas educativas han evolucionado y se han adaptado para reflejar cambios en el currículo y en las metodologíasde enseñanza en el país.
Las pruebas estandarizadas queaplicaba la Secretaria de Estado de Educación Bellas Artes y Culto, fueron descontinuadas en las décadas de los 70.
Las actuales pruebas nacionales se establecieron a partir del 1992, durante la puesta en ejecución del plan Decenal de Educación.
Una prueba no es el fin último de la educación, Las pruebas nacionales son solo un momento o un instrumento del proceso de evaluación en la actividad de aprendizaje. Aquellos que entienden que el problema en Educación son las Pruebas Nacionales, deberían detenerse a tratar de identificar cual es elproblema real que no nos permite imprimir la calidad que demanda la sociedad en los aprendizajes de los estudiantes.
Si eliminando las pruebas se resolviera el problema, pues fuera muy fácil, con una orden departamental se eliminan las pruebas, parece que eliminando las pruebas automáticamente en las siguientes pruebas PISA, estaríamos en los primeros lugares. El asunto no es tan simple como se piensa. Los avances logrados a partir del plan decenal desde 1992, han sido resultado del más amplio debate sobre el tema de educación, el proceso de la más amplia participación
que haya tenido la sociedad dominica en toda su historia.
Después del ensayo del plan decenal han pasado 32 años, en las ultima décadas se han sucedido vertiginosos cambios, lo que es un imperativo que la sociedad dominicana vuelva a abrir con mucha seriedad el debate sobre Educación, no solo sobre las pruebas nacionales, sino, debatir de manera global sobre todos los factores del sistema educativo. En la semana pasada observe con detenimiento un debate que se realizó en un programa de televisión en el que participaron expertos en el temade educación, incluyendo varios ex secretarios y exministros de educación, la discusión estuvo centrada en si se quitan o se deben dejar las pruebas las pruebas nacionales; los exministros coinciden en que no debeneliminarse dichas pruebas, mientras otros participantes son de opinión de que las pruebas no sirven para nada. Igual que los exministros, estoy de acuerdo que, por el momento, deben mantenerse las pruebas nacionales en el sistema educativo dominicano, consciente de que una prueba no es un sistema de evaluación, es un instrumento de medición que se aplica en un momento determinado del proceso educativo, cuyo propósito es obtener información que servirá como base para la toma de decisiones. El debate a que debe avocarse la sociedad dominicana sobre educación no debe centrarse en un elemento del sistema, uno de los grandesproblemas que han tenido los procesos de reforma en el sistema educativo dominicano es la fragmentación, pues una reforma debe ser integral holística, como establece el experto chileno Carlos Díaz en su libro “Fundamentos para una Reforma Educativa Latinoamericana y caribeña en el sistema educativo debe producirse cambio en todos los factores que intervienen en el proceso de aprendizaje. Después de 32 años es impostergable que la sociedad vuelva a asumir como prioridad la educación, que nadie se quede fuera, volvamos a producir el entusiasmo para que, en el más amplio proceso de integración y participación, podamos formular un modelo educativo que salga de las entrañas de la sociedad dominicana, que responda a nuestras expectativas nacionales y globales
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