Por: José Herrera.
La gran depresión económica que empezó en el año 1929 y abarcó toda la década del 30 fue el incentivo que necesitó John Maynard Keynes para presentar su teoría económica.
Keynes planteaba contrario a los economista clásicos que el gobierno debía intervenir como única vía para poder sacar la economía de la gran depresión. Él decía que la economía podía llegar a equilibrio (donde la demanda total es igual a la producción total), en un punto menor al de empleo empleo. Cuando esto sucede la política monetaria no tiene capacidad en un momento determinado, para incrementar la inversión por medio de una reducción en la tasa de interés.
Keynes alegaba que la curva de la demanda del dinero tenia una colaboración horizontal donde reducciones adicionales de la tasa de interés quedaban atrapadas y por consiguiente no conseguían el objetivo de aumentar el componente importante de la demanda agregada, esto es, la inversión.
Dada esta situación de que la política monetaria no solucionaba el problema de estimular la demanda total para aumentar la producción, Keynes estableció que el único camino para hacerle frente al desempleo era con la utilización de la política fiscal, aumentando los gastos del gobierno para de esa forma poder mover el equilibrio a un punto mayor, siendo el deseado donde se obtiene pleno empleo.
Para lograr ese punto sólo se debe determinar el valor de la brecha deflacionaria y proceder de inmediato, es decir, donde la producción agregada es igual a la demanda agregada o total y así saber la cantidad de gastos que tendría que aumentar el gobierno para eliminar la alta recesión económica o depresión.
Las crisis económicas deben ser solucionada por los gobiernos, pues es una realidad qué el componente de los gastos gubernamentales es el principal para aumentar la demanda total y por consiguiente la producción. Los gastos de diferentes tipos son ayudas importantes para la estabilidad permanentemente de cualquier gobierno. Cuidemos los ministerios.